sábado, 30 de agosto de 2008

SALTO AL PASADO

Desde que los euskaros absorbieron o exterminaron a várdulos, caristios y demás, los que nos precedieron en la historia de estas tierras que ahora se conforman en la Comunidad Autónoma de Euskadi dejaron pasar las oportunidades tormentosas de hacer un Estado en ellas. E incluso protagonizaron la historia de la realización del Estado Español a costa de navarros, franceses y algún vendedor de alfombras, como los alardes de armas de Irún, Hondarribi o Antzuola nos recuerdan anualmente. También hicieron en colaboración con sus vecinos y relaciones comerciales un idioma común, herramienta flexible de comunicación general, mientras preservaron su lenguaje identitario para ámbitos rurales y domésticos.

Hace poco más de un centenar de años prendió la idea de rectificar la historia por estas tierras, sin alcanzar una masa social absolutamente mayoritaria pero que ha venido a ser el componente principal de la actividad política que envuelve a los ciudadanos que aquí vivimos. Con sus secuelas derivadas en todos los órdenes, incluidos el educativo y el linguístico de forma evidente. Los más primitivos de quienes se han apropiado de este anhelo rectificador, ante su falta del arraigo social decisivo, han recurrido, recurren y recurrirán al terrorismo, expulsados de toda racionalidad social. Otros nacionalistas vascos creyeron que la tormenta de rayos iba a hacer caer nueces y en vez de expulsarlos para siempre de nuestra modesta civilización los mimaron demasiado, hoy extraños frutos cuelgan del carbonizado árbol de Gernika.

Y así seguimos, mientras que España ni reconvence ni conquista -nadie lo quiera-, a toda o a la mayor parte de la sociedad vasca. Esa España de la monarquía con olor a naftalina e imagen de cine del cuplé que ofrece éxitos deportivos no seduce a tantos ciudadanos de aquí como para emprender un único camino hacia el futuro que va a llegar ineludiblemente.

Uno cree que los dirigentes -no sólo los políticos-, deben dirigir y no simplemente correr para adelantar al pelotón y ponerse delante en la corriente de la carrera lanzada por el devenir de la historia que otros hacen. Sin embargo, aquejados de un transtorno límite de la personalidad, nuestros dirigentes en vez de buscar con unos y otros una empresa, por absurda que sea, apasionante, sacan del armario ese constructo del derecho de autodeterminación -cuyo sujeto en nuestro caso fue confuso desde su inicio sabiniano-, que sólo quienes mandan de verdad pueden manejar. Y como ni Usa ni Rusia ni ningún imán nos lo ha otorgado porque nuestra posición geoestratégica debe ser irrelevante o nuestro chiísmo local no nos une para nada con Al Andalus mitificado, aquí seguimos como cada septiembre, limpiándonos la arena y las algas de los vericuetos del cuerpo, condenados a repetir curso una y otra vez, saltando al pasado, saltando al vacío.

viernes, 15 de agosto de 2008

BOTELLA Y MEDIA

Hay quien ve la botella medio llena, hay quien la ve medio vacía y hay quien le echa una bronca de espanto al que ha traído la botella.

La Competición Profesional escaparate de nuestro deporte, atractiva para espectadores y que sea en el futuro el acontecimiento deportivo del año en España es un proyecto apasionante y que debe sumar esfuerzos y todos los medios, de pasada tiene que ser el arranque del despegue del rugby como deporte de todos los ciudadanos de este país.

No entiendo por qué no se reconduce la polémica actual que no es estéril –ha puesto en evidencia las pocas fortalezas y abundantes debilidades de nuestro rugby-, y se suman personas a un solo equipo en el que haya menos “jefes” y más “indios”.

Las cifras actuales dan para media docena de equipos profesionales medianamente dignos al parecer. Los choques de esos equipos en una fase final de la liga actual –porque ocupan los primeros puestos con regularidad-, o en una liga ibérica son lo que sustenta cualquiera de los proyectos debatidos. No parece tan difícil ponerse de acuerdo en un plan para que se parta de esta base hacia el objetivo final.

Mirando a Francia, la Top 14 pierde interés porque se la disputan siempre los cuatro mismos equipos con sus grandes presupuestos, mientras que los otros son sus comparsas y apenas dos o tres compiten por no descender. La Primera división inglesa se ha dotado de una limitación de masa salarial para forzar una cierta igualdad que no haga de la competición un oligopolio que acabe aburriendo al espectador.

Por eso, no podemos quedarnos en la situación actual pero los empresarios del rugby se necesitan mutuamente para hacer un mercado antes de empezar a reñir por algo inexistente.

miércoles, 13 de agosto de 2008

LAS LEONAS HERIDAS (2000)

Mientras que en el rugby ibérico la confusión ocupa todo y Ortega y Gasset es un buen soporífero para estas vacaciones, recupero un texto del 6 de abril del 2000 sobre mis horas patrullaje nocturno a la caza de cariño:


El macho solitario, que apenas recuerda que fue un león, compelido por sus hormonas –los órganos que no se usan se atrofian y se caen-, busca pareja, segunda pareja en su historia o enésima oportunidad que se da. Puede que la busque en esos bares donde se juntan a abrevar todo tipo de especies nocturnas de la ciudad, puede que la busque sin buscar incluso o puede que sus amigos y buenas amigas le vayan presentando el variopinto catálogo de solitarias y náufragas que parecen estar en su misma situación o puede que casualmente en el trabajo o en el viaje anual de su especie entre en el territorio de la leona herida.

La leona herida es una hembra atractiva que reina feroz en su territorio bien marcado. Ha decorado su corazón con trofeos que le recuerdan –y es inevitable-, a quien fue su compañero durante más tiempo que le dejó casi siempre una pequeña camada de cachorros como único vínculo a su pasado. Sabe que los machos solitarios en pos de la segunda oportunidad darán vueltas en círculo a su alrededor incansables y parece disfrutar con ello, a veces enseñándoles un tenue destello de las dulzuras que aún, si quisiera, podría compartir con ellos, a veces enseñándoles sus colmillos y garras para alejarlos al borde más lejano de su territorio.

El macho solitario sabe quién manda e ingenuo, anhelando que la leona herida olvide sus cicatrices, sigue ese juego mientras observa las maniobras de los otros machos solitarios, a veces oyendo los maullidos del expulsado padre de la prole que éste sí, ignorando su definitiva derrota, estúpido intenta una y otra vez reclamar el cetro perdido.

La leona herida es un bello animal admirable que ella sola es la dueña de sí misma, de sus recuerdos y de sus heridas. Afortunado del macho solitario al que durante un tiempo, demasiado breve siempre, le tolera unos lametones sobre las cicatrices. Cuando vuelva a sus solitarios paseos no podrá evitarlo y las llevará sobre sí reproducidas de forma indeleble y se habrá convertido en menos león aunque sea más solitario.

miércoles, 6 de agosto de 2008

CUATRO NOCHES EN LA CASABLANCA

Hace setenta años D. José Ortega y Gasset refugiándose de aquella guerra entre españoles –y, por tanto, también entre vascos-, recaló en la Universidad de Leiden (Holanda) como profesor invitado. Se alojó durante el curso 1937-1938 en un pequeño hotel Het Witte Huis (La Casa Blanca) del colindante pueblo de Oegstgeest.

El nacimiento de mi primera nieta Daniek Isabel me ha llevado a Leiden estos días y a alojarme en la misma y confortable hospedería. Encontrarme con Ortega en Holanda –su foto más conocida y otros recuerdos por sus paredes-, lejos de la cacofonía de Ibarretxe, Azkarate, De Juana… pedaleando entre parques y canales, ha sido una experiencia gratificante también. Tengo la sensación de haber estado huyendo de Ortega toda una vida para topármelo en este feliz atardecer de la misma. Creo que no he leído nada del filósofo y lo que ojeé en mi adolescencia intelectual me aburrió.

¿Le dejarían una bicicleta como a mí o tuvo que alquilarla para ir a clase? Porque no dudo que anduvo sobre dos ruedas y que sus pensamientos ensombrecidos por las noticias españolas y los presentimientos de la inevitable confrontación que vendría se enriquecieron con aquel ejercicio físico, inevitable en Holanda. Algunos de sus colegas caerían más tarde ante los pelotones de fusilamiento y él regresaría a la España más negra conocida hasta entonces –por estas tierras vascas hay quien se empeña en superar en estupidez y terror al bajito general metido a caudillo-, para apagarse inevitablemente.

Es hora de que me reconcilie con Ortega, al menos con su inmensa obra, y con Gasset, que los dos eran buenos –como dijo el sargento intelectual de la mili que nunca hice-.Este ejercicio debe ser enriquecedor aquí en momentos en que las obscuras obras completas de Arzallus SJ –que como Ortega pasó por Deusto-, han adquirido vida y nos asedian totalmente.