sábado, 12 de abril de 2014

DONOSTIA PUSA BAIONA

English: Aviron Bayonnais rugby union team in ...
English: Aviron Bayonnais rugby union team in 1914. (Photo credit: Wikipedia)
En Baiona llueve, claro que llueve, más o menos como aquí y sus ríos también se salen y visitan las tabernas de sus riberas de vez en cuando. Ahora Adour y Nive bajan soberbios por la nieve fundida de los Pirineos que les hace nacer a ambos. Esta ciudad lapurtarra, que vive entre sus dos ríos origen de su existencia, tiene su alma rugbística un tanto encogida con el temor fundado de que el Aviron Bayonnais –un club de remo al fin y al cabo-, se precipite aguas abajo hacia la división inferior junto al fraterno rival biarrota.
El rugby, todo el rugby vasco, nos llegó en 1897 por Baiona por su Liceo de Marracq, de donde se extendió al resto, incluso a este lado de la muga a comienzos del siglo XX, cuando los “malos” hijos de “buenas” familias donostiarras iban a estudiar internos en sus centros escolares pero el balón oval tardaría en cuajar en Gipuzkoa, como es bien conocido.
Y este sábado, una vez más, nos visita el Aviron Bayonnais con sus fieles seguidores, su Pottoka, sus colores albicelestes y su lema en gascón –lengua perdida en Donostia en la noche de los tiempos-, para este encuentro, en un intento de enderezar su rumbo en espera de que Oyonnax o quizá Perpignan fallen y poder salvarse una temporada más –la temporada en que Mr. Tchin-Tchin le dijo adios-.
En Baiona este sábado estará nublado según el pronóstico, más o menos como en Donostia. Este sábado los rugbiers guipuzcoanos tenemos que sumarnos más que nunca con los lapurtarras en Anoeta para, entre todos, empujar ese equipo aguas arriba.   



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viernes, 4 de abril de 2014

LA OPERETA


Bajo el viento, la lluvia y sobre el barro –excepto en Altamira-, nos vamos acercando al fin de la temporada, nuestros dos primero equipos tienen partidos complicados este fin de semana, mientras que el aspirante donostiarra al ascenso descansa antes del último escalón a superar y las ligas vascas han entrado en otra fase. Queda, por tanto, mucho rugby a XV para jugar, porque de jugar se trata.
-         Más duro que jugar a rugby con 72 años es dejar de jugar –se dice en un reportaje que estos días está siendo viral en las redes sobre el incombustible pilier madrileño Juan Brotons-.
El rugby es juego. Esta idea lúdica que prevalece en el nivel aficionado y sobre todo en las categorías senior más inferiores no se debe perder. Cuando el rugby se convierte en un trabajo, en una profesión, se añade un componente que hace peligrar la esencia de este deporte, aunque siempre se puede oír:
-         Hago lo que más me gusta, jugar al rugby, y además me pagan por ello.
Pero el profesionalismo exige estar en condiciones cada fin de semana de garantizar un espectáculo, porque sin espectáculo no hay dinero, pero además el espectáculo lleva a la necesidad de la victoria y al final... nos encontramos con la rutina de la representación, en la que los trabajadores del espectáculo llevan su papel bien aprendido, no se salen del guión y disciplinadamente dejan su propia creatividad en el vestuario. Y la diversión depende del talento del entrenador.

La opereta no está mal –este año Mariano (de Luis) nos vamos a hartar-, pero es el rugby-jazz, en el que se improvisa a partir de una buena base,  el rugby que los espectadores agradecen que sus equipos les ofrezcan, al menos para acabar la temporada.

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