viernes, 4 de abril de 2014

LA OPERETA


Bajo el viento, la lluvia y sobre el barro –excepto en Altamira-, nos vamos acercando al fin de la temporada, nuestros dos primero equipos tienen partidos complicados este fin de semana, mientras que el aspirante donostiarra al ascenso descansa antes del último escalón a superar y las ligas vascas han entrado en otra fase. Queda, por tanto, mucho rugby a XV para jugar, porque de jugar se trata.
-         Más duro que jugar a rugby con 72 años es dejar de jugar –se dice en un reportaje que estos días está siendo viral en las redes sobre el incombustible pilier madrileño Juan Brotons-.
El rugby es juego. Esta idea lúdica que prevalece en el nivel aficionado y sobre todo en las categorías senior más inferiores no se debe perder. Cuando el rugby se convierte en un trabajo, en una profesión, se añade un componente que hace peligrar la esencia de este deporte, aunque siempre se puede oír:
-         Hago lo que más me gusta, jugar al rugby, y además me pagan por ello.
Pero el profesionalismo exige estar en condiciones cada fin de semana de garantizar un espectáculo, porque sin espectáculo no hay dinero, pero además el espectáculo lleva a la necesidad de la victoria y al final... nos encontramos con la rutina de la representación, en la que los trabajadores del espectáculo llevan su papel bien aprendido, no se salen del guión y disciplinadamente dejan su propia creatividad en el vestuario. Y la diversión depende del talento del entrenador.

La opereta no está mal –este año Mariano (de Luis) nos vamos a hartar-, pero es el rugby-jazz, en el que se improvisa a partir de una buena base,  el rugby que los espectadores agradecen que sus equipos les ofrezcan, al menos para acabar la temporada.

Enhanced by Zemanta

No hay comentarios: