miércoles, 23 de diciembre de 2015

OLENTZERO EN EL SECADERO

Olentzero, Basque Christmas character, Hendaia...
Olentzero, Basque Christmas character, Hendaia, Labourd (Photo credit: Wikipedia)

El edificio de estilo neo-vasco puede parecer uno de esos caseríos que aparecen en las típicas pinturas que se venden como souvenir para turistas en la Côte Basque. Se encuentra situado en uno de esos bonitos pueblos, también de cuadro, en que se canta en euskera pero se habla en francés y en él no se secan jamones de Bayona ni bacalaos sino personas. Hiruntchiverry me había dicho que íbamos a ir a visitar por Navidades al Jóker que estaba en el “secadero” y, aunque no me apetecía nada, allí estábamos con él, con su nariz rota, con sus cejas de eterno sorprendido y su barba de chivo que en conjunto le habían dado el apodo en tiempos pasados, cuando era un flanker jabato, otro de sus motes, sobre las canchas de rugby. Ahora encendía un pitillo con unas manos temblorosas, un brazo en cabestrillo, sentado en una silla en aquel jardín soleado.

- Me rompí el codo la última vez que bebí. Cada vez que me caigo me rompo un hueso y me he caído demasiadas veces. Así que decidí regalarme una estancia aquí para dejarlo -le queda apenas un chorrete de voz al mejor jugador del tercer tiempo que he conocido-, creo que es lo que mejor que puedo hacer con mi dinero.
- ¿Te trajo Josephine? -Pregunto yo y algo se rompe en su mirada-.
- Josephine hace tiempo que se fue de casa, tres o cuatro años, ni siquiera se llevó sus cosas, allí quedaron sus libros y discos. La última vez que hablamos me confirmó los rumores de que se había casado con otro -la voz es monótona, las caladas hacen de comas y puntos-. No me extraña, me levantaba insoportable cada mañana, bebía y estaba de buen humor unos momentos, luego bebía más y ya no controlaba el demonio interior… y allí estaba ella, cada vez más joven y guapa, yo cada vez más viejo y feo.
- Alcohólico, trastornado mental y alcohólico -prosigue, después de un silencio en el que nos han llegado los sones de los cánticos de Olentzero desde la plaza del pueblo-, me ha costado aceptarlo ¿Quién nos lo iba a decir cuando bebíamos cerveza ya en el vestuario después del partido? ¿Cuando nadábamos pruebas de fondo en piscinas de gin tónic? Beber no es compatible con el rugby, no lo es, pero lo he comprendido demasiado tarde.

No hablamos mucho a la vuelta. Hiruntchiverry conducía y la noche de diciembre ocultaba un bello paisaje vasco. Más tarde, paramos para ver a los jóvenes que se entrenaban con entusiasmo.

Post scriptum:
Sobre el mismo tema: MÉDOC SUR ORDONNANCE. Un secadero similar pero en La Gironde. 
http://www.france3.fr/emissions/le-sang-de-la-vigne/diffusions/09-01-2016_448570

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