viernes, 2 de diciembre de 2016

DONOSTIA 2016 CAPITAL CULTURAL EUROPEA: UN RESUMEN

- Se acaba esta larga cena de sociedad gastronómica acompañada de un maldito “otxote” que interrumpe las conversaciones de los comensales ¿Ha sido algo más la capitalidad cultural europea? La factura, la desmedida factura que no se justifica con un poco de ballet, una cucharada de música, teatro para unos pocos, estafillas de perfomances absurdas y poco más, si algo…
Galtzagorri me comenta en la terraza de la cafetería que se levanta donde estuvo el campo de Atocha, cafetería que reúne a los industriales de la Justicia en los largos tiempos muertos que el Derecho permite o provoca.
- Tuvimos la Gran Tamborrada y la Clásica Ciclista también como formidables eventos culturales y además se ha podido comprobar para qué sirve y para qué no sirve el edificio del tabaco y del eco vacío que tenemos que costear hasta que se convierta en un centro gastronómico de referencia mundial, porque se acabará convirtiendo en una inmensa taberna de tabernas, como todo en esta ciudad…
No sé por qué he sacado el tema, si con matices, yo comparto su visión ácida de lo que ha sido este año de pitorreo cultural y despilfarro extremo.
- Una mierda, ha sido una mierda pero hay que ser ingenuo para decir que “el nagusi está desnudo” en el batzoki. Al fin y al cabo esta capitalidad cultural ha reflejado fielmente lo que es la cultura donostiarra -aparte de las citas monumentales que se han fijado en el calendario con esfuerzo de cine, jazz, música clásica, danza… -, y es “merluza a la koxkera”
- ¿Qué evento teatral u operístico de este donostiarra 2016 ha tenido repercusión europea? ¿Qué perfomance de arte visual? ¿Los ha habido?
- Ahora saldrá la versión oficial y nos maquillarán lo que hemos constatado, al fin y al cabo tienen que cuidar su futuro mamando de la ubre de la cultura con K de kilo, cuando no sirven ni para fregar los platos en un bar de Gros.
- ¡Menos mal que Martín Berasategui y la Guía Michelín nos han salvado de este vacío mundial de reconocimientos de nuestros esfuerzos culturales!
Y Galtzagorri vuelve a subir las escaleras del Palacio de Justicia, tatareando un conocido aire de Bizet.


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