jueves, 15 de marzo de 2018

NO HAY TERCER TIEMPO


La cafetería hospitalaria es poco más confortable que una sala de autopsias, solo un poco más, quizá sea el ácido aroma a lata de salsa de tomate demasiado tiempo abierta lo que le da el toque diferencial. Esperando que las infusiones dejen de hervir en sus tazas, hay unos hombres que están agotando su provisión de pañuelos de papel en unas mesas del fondo. Uno de ellos comenta:
- ¡Si el domingo estaba estupendamente!
- Pero el karramarro debía de estar escondido bajo alguna piedra – Galtzagorri no oculta sus ojos en lágrimas-, y ha salido de repente a cogerlo todo ¿Sabéis qué me ha dicho? Que esto de morirse solo le pasa a los buenos… y que lo del Gran Slam de Irlanda en el Torneo ya está hecho, que los ingleses están deprimidos.
- ¡Qué cabrón! - dice el Marqués de Altamira-. A mi me ha dicho que Inglaterra va a arruinarles San Patricio a los irlandeses y a dejarlos sin Gran Slam.
- A mi me ha musitado algo de que el pan francés es pan comido para los galeses.
Después de decir esto, el Barón de la Florida se da cuenta de que una lágrima le cuelga de la nariz y, sin fuerzas para evitarlo, la deja caer en la taza humeante.
- El tiempo de juego ya se ha acabado para Murray – Galtzagorri habla entrecortadamente, con una voz tenue y mirando hacia un horizonte inexistente entre las paredes de color indefinible-, y en cuanto pierda la posesión del balón, se acaba el partido, se acaba el partido...
La repetición de la frase se queda encima de la mesa, bailando lentamente en los vapores que ascienden y desaparecen. Al cabo de un rato, Galtzagorri concluye:
- Y no hay tercer tiempo.



- A Javier: in memoriam -

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