jueves, 5 de abril de 2018

ESPERANDO A GODOT Y A LA WORLD RUGBY

- Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera; soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera… -canturrea el Marqués de la Florida mientras saca las últimas croquetas de la sartén-, así cantaba mi amoña mientras le acunaba al aitá, según me contó mi ama el domingo pasado.
- Creo que en los años 40 era el nº 1 de los cuplés en las listas de éxitos obligatorios de la radio -continúa Galtzagorri acabando de rebozar las ruedas de calamar que va echando a la sartén-, cuando el mundo era en blanco y negro, no paraba el shirimiri nunca y solo había el deporte rey: el balompié.
- Pues me parece que estamos volviendo a aquellos tiempos en España -el Barón de la Florida lee la prensa deportiva sentado en la mesa-, cuando parecía que, por fin, el rugby asomaba la cabeza y tal, somos la estúpida piedra que tropieza dos veces o las que haga falta con el mismo hombre.
- ¿No era al revés? - dice Labarthe que está abriendo las botellas-. ¿O no veo el chiste?
- Quiero decir que en el rugby confundimos los objetivos que queremos alcanzar demasiado a menudo -intenta explicarse el Barón, apartando a un lado su lectura-, en vez de enfocar los esfuerzos de todos a seguir extendiendo las bases de nuestro deporte, mediante la educación de los jóvenes en nuestro deporte, mediante las medidas para preservar la salud de los practicantes y todo lo demás que tenemos que hacer, nos estamos dedicando a perder el tiempo sobre lo que pueda pasar con la clasificación para el mundial de un tercio de la legión extranjera a la que los medios de comunicación van a olvidar inmediatamente se clasifique o no.
El volumen ha ido aumentando en la anterior parrafada, como si los periódicos pudieran escuchar el tono de reproche de lo que dice el Barón.
- Pero está bien que la selección dé una imagen atractiva para que los jóvenes se acerquen a este deporte -Labarthe intenta cortar el chorro-.
- Para tener una imagen atractiva, lo primero es tener imagen. Y la imagen del rugby se construye en las escuelas de rugby con los equipos de niños que se destetan disputando un balón oval a otros equipos de niños y lo demás es el triste diálogo de una obra absurda de teatro.
 

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