miércoles, 5 de noviembre de 2008

DIOS SALVE A LA REINA


El invento del Dr. Guillotin hace tiempo que está en el armario del olvido. Así que la institución casposa que se utilizó de puente entre el régimen carcomido y la orilla europea en nuestro ibérico caso no tiene miedo de perder la cabeza. Además en España no se ha practicado históricamente el popular descabezamiento de monarcas y los borbónicos personajes pueden protagonizar anécdotas, sucesos, historietas e incluso historias.

No me produce ningún asombro lo que se ha publicado de las opiniones de la cónyuge real. Y no me parece que se haya excedido en nada aunque no las comparta. Que yo sepa ella no nació donde han nacido la inmensa mayoría de los ciudadanos de su generación, no se educó donde se educaron o no esos ciudadanos, vivió la misma dictadura que otros que ahora la critican apoyaron o que hicieron lo mismo que ella: aprovecharla en su beneficio. No se enfrentó a esa dictadura, ni estuvo en las barricadas ni fue detenida, golpeada... ni siquiera visitó o consoló a los represaliados del régimen. Hizo surf en la ola del cambio como su esposo, aparentando que la conducía y ha llegado hasta esta orilla de democracia, democracia defectuosa pero democracia, con las ideas lógicas de una señora de derechas, muy de derechas –creo que es hasta monárquica-.

Quizá si no le gusta lo de matrimonio para gays –la verdad es que el legislador no se ha esforzado nada en denominar su esfuerzo por institucionalizar estas uniones-, a otros nos pase igual. ¿Se podría llamar “mariconio” el de hombres y “maricoño” el de mujeres? ¿A los del Opus que viven en un mismo piso se les llamaría “maricaminos” para distinguirlos de las “marinumerarias en tortilla pero no revueltas”?

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