Imanol Harinordoquy está aportando su mejor juego a la selección francesa, su partido del sábado frente a Gales ha merecido todos los elogios. Sin embargo, se leen comentarios en los foros franceses de nuestro deporte que destacan un acto del probablemente futuro capitán del equipo de Francia: le vieron vocalizar la letra de La Marsellesa –ignoro si desentonó o no-, en la retransmisión televisiva.
Así que la “vasquitud” o la “francesidad” de la persona se han convertido, en parecidos términos a debates análogos de este lado de los Pirineos, en el objeto de algunas de las discusiones en una parte de esta Europa del balón oval una vez más.
Harinordoquy nacido en Baiona se crió en la Navarra de Ultrapuertos, después de su paso por Pau, es una referencia esencial del Olympique de Biarritz desde el 2004 y, en uno de sus mejores momentos respetado por las lesiones, figura en el primer equipo de Francia desde 2002, como la mayoría de los lectores conocen.
En Imanol destacan la fundamental cosecha de balones que consigue en las touches y su presencia constante en las disputas decisivas tanto en ataque, donde siempre había estado, como en defensa. Ahora incluso ha incrementado posiblemente su destreza en la lectura del juego por lo que es frecuente su participación en las jugadas que se reflejan en el marcador y no sólo como el encargado de posar el balón en la zona de ensayo.
Quizá como yo desafino mucho cuando canto, sobre todo patrióticos himnos de siniestras letras, sólo había observado hasta ahora un poco del rugby que hace Imanol, aunque el rugby sea también libertad, igualdad y fraternidad obviamente.
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