sábado, 22 de octubre de 2016

YO ME DOPING, TU TE DOPING, ÉL SE DOPING…


El ambulatorio de Gros, al que, como su nombre indica, se puede ir andando y está en en el barrio donostiarra que fue un arenal propiedad privada de aquella familia de origen francés, es un funcional edificio -no sé si catalogado en alguna de esas listas de monumentos arquitectónicos que nos sorprenden de vez en cuando rellenando los huecos que quedan en las maquetas de los periódicos-, que provoca un flujo de encuentros en sus alrededores.
- ¿Tú también al taller? -Pregunta Galtzagorri a Murray, al tropezarse ambos en la puerta- ¿Ya has pasado la ITV?
- No es por mí, es por el chaval -El adolescente ensimismado en su libro electrónico apenas, desde sus dos metros de altura de prometedor segunda línea, dirige una mirada que quiere ser un cordial saludo al amigo de su padre-, que anda a vueltas con su asma de nuevo.
- ¡Pues nada, a cuidar ese asma que así podrás ganar el Tour un año de éstos!
Murray visiblemente enfadado se lleva a un lado a su interlocutor lejos del ávido lector y susurra.
- No fastidies, que lo pasa mal y solo a base de tratamiento puede seguir entrenando y jugando.
- Pero si se cura del todo luego no podrá ser un deportista de élite, hay que tener por lo menos una enfermedad crónica para poder justificar las “pociones mágicas” en los controles.
- Si mi hijo se tiene que drogar para jugar al rugby, espero que deje de jugar. Lo hemos educado para algo -Galtzagorri tiene ganas de tragarse sus palabras y resiste mal la mirada de Murray-, y el profesionalismo a ese precio creo que ya sabe que no es su futuro.
- Perdona, perdón de todo corazón, confío en que mis hijos también tengan las ideas claras, aunque los jóvenes no evalúan los riesgos que corren con la reflexión necesaria. Pero cuando te quieren hacer creer todos los días que los positivos de algunos son consecuencia de tratamientos médicos de situaciones que provocarían una incapacidad laboral hasta en un trabajador autónomo pues piensas, con mentalidad de abogado, que llevar en el bolsillo un certificado médico de enfermo es una baza para mejorar tu ficha.
Un par de aperitivos más tarde por las cercanías del ambulatorio, Murray y Galtzagorri se habían olvidado de la tensión, el chaval seguía leyendo aventuras de espadas, brujerías y dragones.




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