martes, 4 de septiembre de 2018

REBANADAS DE VERANO : TRIBULACIONES DE UN CHINO EN DONOSTIA

Galtzagorri se encontró no hace mucho con un antiguo compañero de colegio, un chico de cara tristona siempre, con ojeras de las que no le libraba el mejor cirujano esteticista del pequeño país, con un color ictérico desde su infancia y que le había valido que se le pegase a la piel el cariñoso apodo de “chino”. El Chino Valiñadares pasaba camino del estadio de fútbol junto con otros elementos de la avifauna donostiarra, esos pájaros sin alas que anidan en los árboles que dan mejor sombra por nuestras calles, cuando se tropezó con Galtzagorri sin poder evitarlo.
- ¡No has cambiado nada, chino! - le mintió Galtzagorri con la educación recibida por ambos en un colegio religioso -, Al menos en lo exterior, porque yo no conocía que fueras aficionado al fútbol ni a ningún otro deporte ¿Sabes si el balón el redondo o es oval?
- Tú tampoco has cambiado, sigues teniendo la misma gracia que hace 40 años, 7 meses, 2 semanas y 4 días que no nos habíamos visto – le espetó con la misma educación pero con nula cordialidad el antiguo compañero de pupitre-, por cierto que me debes 5 pesetas que te dejé a la salida del último examen para que cogieras el tren y 5 pesetas al interés legal del dinero que es el aplicable, al día de la fecha, alcanza a la bonita suma de 315 euros con 76 céntimos de euro, salvo error u omisión…
- A otro le preguntaría si está de broma pero contigo ya sé la respuesta – se rió Galtzagorri mientras repasaba mentalmente el dinero que llevaba en la cartera -, así que no te preocupes y tómalo como una inversión, cuando llegue a 500€ la cifra, me avisas y te la ingreso en la cuenta que me indiques para tener un recibo.
- No esperaba menos de un caballero como tú… pero sí es cierto que últimamente voy al fútbol, por motivos profesionales lógicamente, mis clientes no podrían entender que yo no fuera al palco con ellos…
- Pero supongo que llevarás algo para entretenerte durante el partido, camarada, que creo que te conozco y dejar un domingo a la tarde de leer un libro de esos tan interesantes que solo tú solías localizar…
El Chino se abrió la chaqueta y le mostró una tableta con auriculares que llevaba en el bolsillo interior.
- Efectivamente, mientras éstos miran en sus teléfonos otros partidos y mandan mamonadas de comentarios a foros para cretinos, yo me traigo para leer algún libro que he descargado y un poco de buena música para aislarme de estos voceríos.
- ¿Cómo qué?
- “Luchas por el poder en la corte sueca durante el siglo XVI” que está recién traducido y es de una joven profesora de la Universidad de Uppsala, totalmente desconocida incluso en Suecia. Y además me he descargado también unas grabaciones de la Orquesta Barroca de Friburgo con unas versiones exquisitas de Mozart y Gluck que puedo escuchar simultáneamente.
- Maestro, te quiero por lo bien que te explicas.       

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