viernes, 14 de diciembre de 2018

MUERTOS Y TETRAPLÉJICOS

El Barón de la Florida dejó de jugar al rugby en competición por una grave lesión en las vértebras cervicales que se le produjo estando detenido con su coche en un stop al chocarle por detrás una furgoneta de reparto. Un día de esta semana de lluvias y vientos, el Barón de la Florida estaba tomando un café matutino y leyendo la prensa en un bar con vistas al Paseo de Los Tilos, una compañera de trabajo hacía lo propio a su lado en la barra.
- La vida y el rugby producen muertos y tetrapléjicos – comenta el Barón, mientras se masajea debajo de la nuca como suele -, pero las noticias de las muertes de jugadores de rugby siempre agitan nuestras conciencias. En bici puede que haya más accidentes y más graves y en esquí o en montaña, pero, si el rugby es un deporte educativo, quizá no compense poner a nuestros hijos en ese riesgo.
- El ciudadano europeo occidental de cultura judeocristiana tiene obsesión con criar sus niños entre algodones, el riesgo cero no existe – le dice Izadi Haranbourou, vegana militante, excepto con el jamón de Jabugo, su adicción oculta - ¡Ya les gustaría a los niños palestinos solo tener que arriesgarse jugando al rugby! Estáis haciendo generaciones de inútiles con vuestras precauciones.
- Estamos aquí y ahora ¡Y dile a una madre que un placaje ha parado el corazón de su hijo! - replica el Barón que tiene un chaval con maneras de futuro buen tercera línea - El hijo que te ha confiado para que se haga un hombre.
-  Y lo mismo le puede pasar en el tobogán del parque – insiste Izadi con su empatía de andereño -, mira los Yamamani que no vacunan a sus hijos y los mandan a jugar a la selva del Matto Grosso y a bañarse entre pirañas, anacondas y ranas venenosas, así, con esa educación, los preparan para lo que les espera en la vida.
Detrás de la barra, Sergio Belarri fregotea las tazas, como indiferente a las conversaciones de la clientela, y pregunta a nadie en particular:
- ¿Hay Yamamanis de más de 30 años?
 

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