jueves, 23 de julio de 2009

GIPUZKOA ECUATORIAL

Esta tierra produce mucha más sidra –oro líquido-, que petróleo y el calor nos reblandece las seseras últimamente. Esta tierra de demócratas de corazón negro que dicen amar a su patria chica por encima de todas las cosas materiales. Esta tierra donde quien se mueve no sale en la foto para siempre jamás, a no ser que en su esquela le pongan aquella foto que él nunca se hubiera puesto. Esta tierra ni siquiera tiene el santo árbol de sus vecinos. Esta tierra es nuestra Gipuzkoa, la primera y más pequeña de las provincias, poco más grande que una ciudad pero en la que sus habitantes no se identifican mayoritariamente a sí mismos como ciudadanos.

La fuerza centrífuga de habitantes que tiene apenas se compensa con la llegada de nuevos vascos –“es vasco quien vive y trabaja o así en Euskadi”-, como muchos sentimos de forma permanente y se dice que como aquí no se vive en ningún sitio. Como aquí hay quien vive en Guinea supongo y también en Suecia por ejemplo.

Después de las Magdalenas vendrán los Saninazios y demás fiestas populares en las que la exaltación del asesino pasa por encima de la tristeza del deudo de la víctima y así con paso alegre y decidido, guerras de banderas y de txupineras incluidas, pasaremos otro verano del norte entre viento sur y galernas hasta llegar a tiempo de ver alejarse el tren del progreso que silba triste en el túnel de la crisis.

Vietnam, Luxemburgo o Madrid incluso... están más cerca de la Zurriola de lo que parece y las vistas por cámara web del paisaje no son tan tristes como las de las personas.

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