domingo, 27 de junio de 2010

LA MIERDA

Statue in Old San Juan, Puerto Rico.
Statue in Old San Juan, Puerto Rico. (Photo credit: Wikipedia)
- Me quedé asombrado al oírle, lo de sus casas, la avioneta, los viajes de vacaciones... Todos sabíamos que antes de ocupar su cargo no tenía dónde caerse muerto y ahora exhibía ante nosotros, todos cargos públicos de la administración, sus riquezas sin ningún pudor. Nadie podía dudar de que con su sueldo de funcionario no le alcanzaba para cubrir la más mínima parte de los gastos de los que hacía tamaña ostentación. Llevaba años robando dinero de los ciudadanos y aun iba a seguir unos años con aquello, como bien sabes. Ninguno de los presentes dijimos nada, ni los que estábamos a un nivel equivalente en la política guipuzcoana ni los que le habían encumbrado a su puesto, lógicamente no había presente nadie que estuviera por debajo nuestro, pero creo que en aquella ocasión estábamos todos los que salimos en el quién es quién de nuestro territorio, la pomada política de Gipuzkoa ¿Quién de los presentes no tenía algo que callar? ¿Yo mismo qué era antes de ocupar un cargo? Todos habíamos hecho dinero gracias a nuestro poder, unos más otros menos, pero todos habíamos hecho favores a quien nos lo podía agradecer y seguro que nos lo habían agradecido. Yo me consideraba honrado y, sin embargo, nunca he devuelto un regalo de navidad ni de lo que sea ni me he cortado por pedir un favor a quien yo había favorecido, es lo normal en la pirámide del poder, vas escalando por ella y vas viendo cada vez más posibilidades de forrarte, algunos hemos aprovechado pocas de aquellas ocasiones y nos hemos conformado con poco del pastel, otros se han atracado hasta la indigestión indisimulable y algunos, como él, además lo exhibían. Aquella exhibición obscena, con las gracias reídas por aquella cuadrilla de dueños de Gipuzkoa, me hizo caer del caballo. Yo me quiero mirar a la cara de mis hijos, por eso me retiré con discreción de los focos, nadie me echa de menos, ahora vivo tranquilo, mucho más tranquilo por la prescripción que el paso del tiempo ha llevado a las cosas que hice y por la inutilidad de cuanto se dice que se está haciendo para castigar a aquel exhibicionista del latrocinio de los dineros del contribuyente. Todo es una mierda y toda la pomada está manchada de mierda, a mí no me engañan, yo también me manché...

Y se tomó la consumición, que yo había pagado, hasta la última gota, me agradeció que le hubiera escuchado con tanta paciencia y me animó a seguir con este blog de rugby y de otras cosas. Se despidió con una urgencia impropia de aquella noche de San Juan. Supongo que si lee esto no reconocerá sus palabras literalmente pero no podrá negar que son muy fieles a lo que quiso decirme.

No hay comentarios: