viernes, 22 de noviembre de 2013

EL LIDER COOPERATIVO

Autonomous Basque Country
Autonomous Basque Country (Photo credit: Wikipedia)

Hiruntchiberry, con su aspecto vasco trasnochado que a veces tienen nuestros vecinos del otro lado,  iba paseando por la Avenida donostiarra el otro día, había dejado a su mujer y a una amiga de compras mientras él se iba hacia Gros como es su costumbre cuando nos visita. La casualidad hizo que se tropezase conmigo y, por tanto, que un rato charláramos de la crisis, de la crisis, pero de la crisis de los dos equipos labortanos, sobre todo la del Olympique, mientras cruzábamos el puente y bastante rato más.
-          Cuando no hay líderes, no hay equipo –me dijo entre otras cosas -, en un deporte esencialmente cooperativo como el rugby en que todos los jugadores son importantes  si no hay capitán no hay equipo.  Y tengo la sensación que estamos pasando todos por una crisis de liderazgo en la que falta quien haga y arrastre mientras sobra toda esa charla de quienes dicen pero no hacen.
-          Creo que los equipos de este lado, Ordizia y Hernani, en su nivel sin embargo tienen un “capitanato” bien estructurado –comentaba al final de nuestro breve encuentro-, la cultura básica del club es vivida por todos, los líderes están en esa cultura dentro y fuera de la cancha, son buenos jugadores, transmiten confianza y motivación, tienen mentalidad de capitanes, remontan al equipo, se les ve con control y disciplina…
Por motivos laborales no pude continuar oyéndole, así que me fui rumiando sus palabras tan elementales por esas calles en que, la verdad sea dicha, no se encuentran los líderes necesarios por ninguna esquina. Luego leí casualmente en la prensa especializada que el jugador francés que tiene el salario mensual más alto -42.000€-, es precisamente el capitán de su equipo y de la selección francesa, un tipo que se gana  reconocimiento y su retribución en cada minuto del día, un tal Dusautoir.
 Es muy dura la responsabilidad de ser capitán, de liderar a tus quince iguales a ti sobre el campo y liderar a todos los que jueguen  algo, poco o nada en esa cooperativa que es todo equipo de rugby pero uno es capitán en sí antes de que el entrenador y los otros lo proclamen.
Los buenos capitanes no están solos porque son conscientes de la levedad de su posición, de la necesidad de que haya quien pueda sustituirle en cualquier momento y ocasión, que tenga autoridad para cambiar el plan de juego cuando éste no funciona, que gestione la presión en los momentos difíciles y que pueda comunicar, comunicar con hechos, con gestos y con palabras.
Con estos pensamientos en mi interior me subí al coche y se encendió la radio. Las noticias del día me volvieron a este país sin líderes y puse música.



   
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