viernes, 15 de mayo de 2015

L’AIGLE À DEUX TÊTES O EL ÁGUILA DE DOS CABEZAS

Statue of Jean Cocteau in Villefranche-sur-Mer
Statue of Jean Cocteau in Villefranche-sur-Mer (Photo credit: Wikipedia)
-          Serge Blanco y Manu Merin, los presidentes, parece que ya os están preparando la fusión en el BAB –comenta el Marqués de Altamira en la terraza del pequeño club de golf, sentado mirando hacia el Ernio-, así que unidos en la desgracia.
-          “Un águila de dos cabezas”, dijo Stanislas, y “si se corta una, el águila muere”, contestó la reina, enamorada del anarquista que vino a matarla y también se enamoró de ella.
Imanol Hiruntchiverry representa teatralmente, exagerando su acento matizado de francés, el bello texto de Cocteau, ante la mirada de los concurrentes en las mesas vecinas y luego se sienta.
-Las águilas de dos cabezas no existen más que en los escudos heráldicos –dice Aristide Labarthe que observa sin ningún disimulo a una dama que se esfuerza en mejorar su swing en el campo de prácticas-, así que en la realidad solo se puede dar la fusión por absorción.
- ¿Y qué opina el pueblo? –Dice el Barón de La Florida que va por la segunda botella de agua con burbujas y no ha recuperado mucho de su aliento- ¿En el rugby profesional solo deciden las oligarquías financieras?
- A mi alrededor hay un silencio resignado, resignado hasta que los susurros se convierten en gritos –la voz de Hiruntchiverry se ha hecho obscura y cavernosa-, a nadie le gusta el “águila de dos cabezas” pero a la mitad de los seguidores les parece inevitable…
- ¡Absorber a los de la playa es un mal final para tan bello drama! –Ahora es Labarthe el que teatraliza, al ponerse en pie, una silla cae- ¡Los dos equipos deben continuar y continuarán hasta el Juicio Final!
Las señoras llegan, acabada su partida, con sus enormes sacos en los carritos y una de ellas informa a las otras:
-          Ya están hablando otra vez de la fusión.


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