lunes, 11 de marzo de 2024

EL ABUELO DEL ESPEJO

Hoy cumplo 75 años. Cuando mi padre cumplió 75 años, yo tenía 38, cuando mi abuelo paterno – el materno murió antes -, cumplió 75 años, yo tenía 16. Si no me miro al espejo, creo que me parezco más al Antxón de los 16 que al Antxón de los 38. pero el abuelo del espejo me dice que no que me parezco mucho a mi abuelo paterno o a mi padre cuando llegaron a los 75. 

Al verme salir de casa para acompañarle al trabajo, mi mujer me ha dicho que parezco el « Abbé Pierre », debe ser por la barba de « clochard » que aún tenía esta mañana – me la he afeitado después -. Al mediodía, mientras comíamos las alcachofas y la txistorra que yo había preparado, ha dicho que sin barba parezco más joven, le he servido un vaso de vino tinto, un Pic Saint Loup excelente.

Hace 20 años estaba dando mi clase de Derecho Laboral en la ESTE (Deusto Business School) cuando los alumnos que atentamente seguían lo que desfilaba por sus teléfonos, en vez de mis doctas explicaciones sobre las incontables y estúpidas reformas del Estatuto de los Trabajadores, empezaron a hacer comentarios nerviosos, hasta que uno interrumpió mis brillantes parábolas para gritar « Han estallado unos trenes en Madrid y hay miles de muertos ». 

Siguieron los silencios y las mentiras del cretino de bigotes y de los amos de la desinformación que ahoga las células gris perla de los ciudadanos españoles, aún hoy en día. Para las 14 horas mi hijo mayor, que vivía en Utrech, me confirmaba que era un atentado de Al Quaida pero yo seguía dudando, más por conocer la estupidez y la estética  del alma vasca, un cero rodeado de piedras enhiestas, que por creerme las patochadas de los voceros de quienes bombardearon ya Guernica muchos años antes y cuando oí que, frente a la brigada plumilla y brunete del Jota, del ridículo Jiménez y demás. se alzaba la vocecilla amariconada – aún no llevaba col-roulé de Armani -, del portavoz oficial del hirurko central de nuestros asesinos ancestrales y autóctonos, no tuve dudas de que "los españoles" nos estaban una vez más estafando, aunque tuve dudas hasta el sábado, quizá por tantas insistencias del gallinero cacofónico que son los medios de difusión – que no de información -, a los que tenemos acceso. No cambié mi voto, como siempre había votado por correo con mucha antelación, es un acto aconsejable votar por correo que permite seguir las campañas electorales sin audífonos. Tenía 55 años, por cierto.



 

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