jueves, 19 de junio de 2025

QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA


Junio no tiene r pero hay ostras en la terraza que da a la bahía, la marea está baja, muy baja, de los hilos de agua que buscan la orilla sube cierto olor de corrupción, quizá las conchas de ostra que algunos lanzan desde el bistró al agua se pudren antes de volver a convertirse en arena por el trabajo del agua sobre ellas, las gaviotas las desprecian y buscan alimento entre las mesas. Galtzagorri y Majors no han encontrado sitio en la sombra para dejar las motos, no tienen prisa, se han quitado los monos de protección y degustan los frutos de mar en camiseta y bermudas… Majors comenta que solo comía ostras por navidades porque un cliente, traficante de angulas, se las regala.

- « Si un cliente te hace un regalo por Navidad es que te equivocaste al pasarle la minuta por tu trabajo » es una frase que me dijo un magistral abogado fallecido en un desplazamiento que hicimos juntos en mi coche a un tribunal en otra ciudad hace cuatro o cinco décadas.

- Yo también quería mucho a Artemio Zarco.

- Teníamos un asunto entre manos, diferente del que nos obligaba a viajar, en el que se mezclaban caros regalos de Navidad a una funcionaria, comisiones a director de compras de una prestigiosa empresa, sobornos a director de una agencia bancaria y pago de factura de hotel de lujo con señorita incluida a un perito judicial… nuestros clientes, a mi parecer, tenían negro el porvenir con aquellas prácticas « comerciales » que no habían evitado la bancarrota de su sociedad y que ellos decían que eran habituales en el sector. Pero el ilustre togado estaba convencido de que no iba a producirse ninguna consecuencia de todo ello para su responsabilidad civil y menos penal. Los dos teníamos razón, hubo cierta responsabilidad a pagar en una cuantía mínima y que los clientes, declarados insolventes, pagaron sin problemas así como nuestros honorarios y nada más, pero ni Juez ni Fiscal vieron indicios de delito alguno.

- “Si te quiero condenar, te condeno, si quiero absolverte, te absuelvo” es otra frase que yo aprendí de mis mayores al comienzo de mi carrera profesional.

- Desde niño he conocido regalos navideños en dinero a vistas de aduana en Irún, comisiones a responsables de compras en fábricas guipuzcoanas, periódicos con billetes de alto importe entregados en oficinas ministeriales al recoger licencias administrativas, pagos simultáneos a amigos de quien preside la mesa que decide un concurso… como abogado se me ha pedido, indicado, amenazado, chantajeado etc varias veces por personas dotadas de poder en cualquiera de sus facetas. La corrupción existe y la he tocado, espero que sin mancharme, al menos, lo quiero creer. No puedo contar lo que conozco de algún cliente que me ha estafado mis honorarios a pesar de mi convicción de que sería la única forma de reparar el daño que me ha causado. La vida es así, una mierda, el nivel de la ética en los negocios es el mismo que existe en los demás aspectos de la sociedad española – conozco personalmente algunos sórdidos aspectos del pasado de plumillas que firman columnas moralizantes hoy en día -, y por recordar otra de las frases del difunto letrado que contribuyó a mi formación : « Es tenue la línea que separa un excelente negocio de una estafa en la economía general, en la del fútbol se olvidaron de pintar la línea ».

- ¿Prefieres venir a Gujan-Mestras o ir a Cancale?

- A pesar del atasco, esto está más cerca.




miércoles, 18 de junio de 2025

LA NIÑA BARRO À LA HAYE



 Émotion poétique : La Niña Barro captive le Théâtre de Vaillant


Les 7 et 8 juin, le Théâtre de Vaillant de La Haye a présenté La Niña Barro, une œuvre de théâtre visuel inspirée d'un recueil de poésie de l'auteure Marta Massé. Ces performances ont marqué le public par leur puissance émotionnelle et leur esthétique saisissante.


Une production de Fronteiras Theatre Lab et La Sogorb Artes Escénicas, interprétée par Elizabeth Sogorb et Alexandra Rodes, avec des lumières de Pedro Vera et une mise en scène de Flavia D’Avila.


Dans une production où le langage des corps et des images prime sur les mots, La Niña Barro transporte le public dans un voyage intime et sensoriel. Chaque instant sur scène, presque comme des peintures à l'huile exécutées avec une minutie remarquable (citation d'un spectateur), évoque un monde où la poésie se matérialise sous nos yeux, brisant le silence pour atteindre le cœur.


Les réactions du public témoignent de l'impact de cette œuvre : de nombreux spectateurs sont restés à l'extérieur du théâtre pour remercier l'équipe d'avoir amené l'œuvre à La Haye. Ils ont été submergés par la puissance des émotions exprimées et la présence captivante des deux femmes sur scène. L'alliance de la lumière, du mouvement, de la musique d'inspiration zimbabwéenne et d'une scénographie captivante donne vie aux textes d'une manière unique, rendant hommage à la poésie sans la limiter à une narration linéaire.


Par sa sensibilité et son audace esthétique, La Niña Barrp confirme la puissance du théâtre visuel et l'immense talent de son équipe artistique. Une expérience qui résonne bien au-delà des murs du Théâtre de Vaillant et reste gravée dans les mémoires de tous les spectateurs enthousiastes.


LA NIÑA BARRO EN LA HAYA

 


Emoción poética: La Niña Barro cautiva al Théâtre de Vaillant


Los días 7 y 8 de junio, el Théâtre de Vaillant de La Haya presentó La Niña Barro, una obra de teatro visual inspirada en una antología poética de la autora Marta Massé. Estas representaciones dejaron una huella imborrable en el público por su fuerza emocional y su impactante estética.


Una producción de Fronteiras Theatre Lab y La Sogorb Artes Escénicas, interpretada por Elizabeth Sogorb y Alexandra Rodes, con iluminación de Pedro Vera y bajo dirección de Flavia D’Avila.


En una producción donde el lenguaje de los cuerpos y las imágenes prima sobre las palabras, La Niña Barro transporta al espectador a un viaje íntimo y sensorial. Cada momento en el escenario, que casi parecen cuadros realizados al óleo con notable meticulosidad (cita textual de una espectadora), evoca un mundo donde la poesía se materializa ante nuestros ojos, rompiendo el silencio para llegar al corazón.


Las reacciones del público dan testimonio del impacto de esta obra: muchos espectadores se quedaron a la salida esperando al equipo para agradecerles haber traído la obra a La Haya, se mostraron abrumados por la fuerza de las emociones desplegadas y la cautivadora presencia de ambas mujeres en escena. La combinación de luz, movimiento, música de inspiración zimbabuense y una escenografía cautivadora da vida a los textos de una manera única, rindiendo homenaje a la poesía sin limitarla a una narrativa lineal.


Con su sensibilidad y audacia estética, La Niña Barro confirma el poder del teatro visual y el inmenso talento de su equipo artístico. Una experiencia que resuena mucho más allá de las paredes del Théâtre de Vaillant y que queda grabada en la memoria de todos los emocionados asistentes.

miércoles, 11 de junio de 2025

LA CRUZADA CONTRA LOS CÁTAROS

Imagen generada por IA


Estoy leyendo una novela de cátaros, había comenzado una novela sobe libros de horas que me aburría y he cambiado a esta novela, también « histórica », en la que se describen los asedios, las batallas, las matanzas… que tuvieron lugar en el Languedoc hacia 1200 y que eliminaron físicamente a los seguidores de una corriente religiosa que no era apreciada por la católica iglesia. Los cátaros tienen buena prensa últimamente y la literatura escrita y dibujada está llena de obras que no ocultan su simpatía por los perdedores de aquella persecución « religiocida », se trataba de eliminar una herejía por la muerte de todos sus seguidores.

Es descorazonador que una creencia religiosa sin fundamento y basada en unos textos literarios mal interpretados justificara la eliminación de otra creencia religiosa sin fundamento y basada en esos mismos textos literarios mal interpretados de otra manera. Pero este fenómeno irracional, absurdo, se reproduce continuamente en la historia de la humanidad hasta nuestros días y, si no nos extinguimos pronto, se repetirá en el futuro. Los ateos, los agnósticos, salvo los que creemos que Cervantes es el verdadero profeta… también han efectuado masacres parecidas – las dictaduras rusas y chinas y sus imitadores tiránicos nos dan ejemplos contemporáneos -, lo que me lleva a pensar que el ser humano es inevitablemente asesino de diferentes, sobre todo si son más débiles, que la guerra está, hoy como ayer, para quedarse, sobre todo si se va ganando.

Para cambiar mis pesimistas pensamientos me paseo por las noticias de las españas nuestras, allá en el lejano sur, al otro lado de los Pirineos y es… inútil. La cruzada dogmática de las mesnadas al servicio de los putos amos contra el tal Sánchez - nunca me ha gustado pero reconozco que es un señor y un gigante acosado por los enanos malvados de todas las pesadillas españolas -, arrecia ridícula y triste, las nauseas que provoca me hacen volver con gusto a las torturas, las hogueras, las mutilaciones, las evisceraciones… que el autor describe con precisión en la novela de cátaros que, como he dicho, estoy leyendo, al menos, son hechos lejanos en el tiempo y en el espacio, aunque haya un hilo conductor ideológico entre aquellos verdugos eclesiásticos y los jueces opusianos, los periodistas que nunca aprobaron la asignatura de ética, los títeres políticos del poder económico especulativo… de nuestros días y de nuestras hispanidades.


jueves, 5 de junio de 2025

RECUPERAR EL YETI



Me llamaban Antontxo, todo el mundo me llamaba Antontxo y yo respondía por ese nombre – mis dos hermanos mayores me llamaban Antoine pero eran la excepción -, nombre que me diferenciaba de mi padrino el tío Antonio, Antxón entre sus hermanos, hermano pequeño de mi madre. 

El padre Labaca era profesor de Historia del Arte en el colegio de los jesuitas y un día de mi adolescencia, tendría yo 14 años o así, me dijo algo así « Un tipo como tú, con toda la barba ya, no puede seguirse llamando « antoñito » ¿Qué es eso de Antontxo ? O te llamas Antonio o Antxón, si prefieres pero ya no eres un niño y, si te dejas seguir llamando Antontxo en este país, vas a tener 70 años y te seguirán llamando Antontxo ». Así que empecé a identificarme a mí mismo como Antxón.

Por la misma época de juventud iba los veranos al campamento del Colegio en el Valle de Oza y en el Valle de Belabarce, donde me hice amigo de los hermanos Fernando y Enrique Martínez Stinus, muy montañeros, con los cuales iba alguna vez a otras excursiones durante el curso, pequeñas cimas guipuzcoanas y grutas de los alrededores. Enrique comentó un día que los compañeros de curso nos llamaban los yetis a nuestras espaldas.


Un día me lo dijeron a la cara en el vestuario del colegio después de gimnasia o de algún entrenamiento – jugaba en el equipo de hockey-sala del colegio -, alguien exclamó, al verme desnudo, « Pareces el yeti ». Me pareció bien, el yeti era un personaje simpático, se asomaba los veranos en los periódicos junto al monstruo del lago Ness para rellenar las páginas carentes de noticias, aparecía a menudo en las historietas dibujadas como un personaje secundario, incluso había un tebeo inglés, difícil pero no imposible de comprar en Donostia, donde protagonizaba sus propias aventuras… me puse a escribir cuentos con el yeti de protagonista. Mis compañeros de la sección de letras del colegio me llamaban el yeti y no me molestaba, el apodo se extendió a la cuadrilla con la que perseguíamos a las primeras chicas los domingos después del fútbol, los festivos y las vacaciones, era un apodo cariñoso, íntimo, no se me llamaba así en público. También me siguió en el equipo de hockey sobre hierba. Incluso mi madre me decía « Dejas la ducha llena de pelos, como un yeti ».


Luego vinieron la universidad, el rugby, el teatro, las chicas… a éstas, cuando me decían que parecía un oso de peluche, les tenía que corregir « un oso no, el yeti ». La vasca aprovechaba para hablarme del basajaun, personaje con el que siempre he tenido una buena conexión.



Sé que, junto a otros motes, mis alumnos también me han llamado el yeti durante mi carrera de profesor universitario. Y alguno de mis socios abogados, cuando he reaccionado de una forma inesperada ante alguna conducta de él, me ha espetado « Ya está el yeti, el solitario de la montaña salvaje ».



Mi paso por el hospital ha recuperado al yeti que hay en mi. Ponerme electrodos y arrancarlos, los esparadrapos, las perfusiones… me arrancan pelos y alaridos, las sanitarias – el sanitario sigue siendo excepción-,  me volvían a comparar con el oso y yo volvía a hablarles del yeti durante esas sesiones de sufrimiento necesario en las habitaciones hospitalarias.  He tenido que pasar la máquina de afeitar a fondo por la zona de la operación y alrededores antes de pasar por el quirófano la semana pasada. Unos días después, el yeti va recuperando su pelaje. 

Y además la IA produce unas imágenes del yeti que me gustan, como ésta del yeti en Gipuzkoa: