jueves, 27 de marzo de 2008

RUGBY TXAKOLI 2007

Mis apuestas en materia de rugby suelen ser equivocadas. Ante el partido entre Inglaterra y Francia, mis comentarios previos en el aperitivo dominical giraban en torno a por qué los franceses iban a ganar a pesar del orgullo inglés. Acabado el encuentro, visto el sparkling wine rugby que consiguieron imponer los ingleses, uno debe acudir a todos los tópicos posibles para recuperar su propia estima. Ganó el equipo que más juego creó, tanto por el lado cerrado recogiendo la pelota y buscando avanzar por los intervalos de los defensores franceses como abriendo rápidamente una y otra vez a la línea, los hombres que capitaneó Mr. Catt -¡Qué jugador!-, parecían ser los franceses del rugby champagne de otros tiempos. Juego arriesgado, nervioso en el primer tiempo, con errores que propiciaron avances del contrario pero juego espectacular y victorioso a la postre. Los técnicos franceses se vieron sorprendidos por la estrategia planteada de contrario y por el desarrollo táctico, mejorando en cada ocasión fallida, que llevaron a cabo los ingleses y no hubo reacción ni dentro ni fuera de la cancha. A muchos entrenadores, sin embargo, les gusta –sobre todo por estos pagos-, el rugby txakolí que al final resulta cabezón y. siendo de dudoso origen, deja acidez de estómago porque crear juego, pasar el balón de mano en mano con un propósito definido, les resulta más arriesgado que guardar la creatividad en un baúl. Esperemos que se encuentre la llave del baúl antes de que alguno de los equipos vascos baje de división.

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