jueves, 24 de abril de 2008

PESCAR O CRIAR 2007

En aquel tiempo el simio desnudo fue cazador y pescador para poder alimentarse. La caza ha devenido residual, sustituida por la ganadería, pero la pesca se encamina a su desaparición como actividad humana por la propia irracionalidad de su práctica actual. En el deporte hay quien sigue pescando para formar sus equipos más competitivos y hay quien se basa fundamentalmente en la producción propia de jugadores para ello. Quizá la comparación no sea muy afortunada –no quiero “animalizar” a los jóvenes-, pero se está acabando la temporada y las siluetas de los grandes pesqueros se vislumbran alrededor no sólo de los caladeros libres sino de quienes se han venido esforzando en la formación de jugadores para el futuro. En el rugby como en los otros deportes todos queremos contar con los mejores pero lo difícil es obtener que los medios humanos reunidos para un proyecto deportivo tanto criados como pescados formen verdaderamente un equipo. Siempre va a haber quien dañe el trabajo ajeno mediante la captura de alguno de sus componentes y muchas veces sin poder acoplarlo en un colectivo ganador. Los desajustes entre los jugadores de distintas procedencias originan esas camarillas de vestuario que se reflejan en el juego inevitablemente. No podemos olvidar que un equipo es más que una suma de mercenarios –los ejércitos de mercenarios han ganado guerras cuando han sido verdaderamente “ejércitos”-, y que atraer o retener a los mejores no sólo depende de contar con más o menos presupuesto. La satisfacción de pertenecer a un equipo de rugby puede ser tan motivadora como el cebo del dinero.

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