viernes, 26 de diciembre de 2008

OTRO CUENTO VASCO DE NAVIDAD (1998)

A small bowl of hot smoked Spanish paprika (pi...
A small bowl of hot smoked Spanish paprika (pimentón de la vera, picante). Photo taken in Kent, Ohio with a Panasonic Lumix digital camera (model DMC-LS75). Paprika purchased from The Spice House, United States.http://www.thespicehouse.com/spices/spanish-smoked-hot-paprika-pimenton-de-la-vera-picante The smoky flavor is created through the smoking of red chili peppers over an oak fire for several weeks. (Photo credit: Wikipedia)
Está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta y tiene hemorroides. Además hoy le duelen. El hombre lleva tres días vigilando las salidas que la abogada hace al mediodía de su despacho. Comprueba que está el coche aparcado en las cercanías. Aunque sabe que tiene que estar porque si no estuviera no le habrían mandado ir. Después se coloca en el punto de observación, saca el periódico que ya ha leído, pone una hoja sobre el banco para no mancharse y observa el portal del despacho.

La abogada ha salido apresurada a comer las dos veces y no ha tenido dificultades para seguirla. El primer día comió sola en el restaurante gallego, él se tomó un café en la barra y luego esperó fuera -a la noche él se fue a cenar a otro gallego y entre los cafés del día, el pimentón y los orujos sus almorranas han resucitado-. El segundo día fue a correos y al edificio de los juzgados a presentar un escrito en el registro general. Luego ella comió en una cafetería y el agente se tomó dos cafés.

Como no se ha producido el contacto antes de su turno, Bernardo hoy está aguantando el dolor y mira el portal con la esperanza de que la abogada no le haga correr de un lado a otro. Por fin Iratxe sale a las tres de la tarde también apresurada. Se vuelve repetidamente mirando al portal del despacho pero el agente sigue por la otra acera de la calle, dándole distancia, no mucha. En realidad no importa que le vea porque no le conoce, ya ha estado observándole en anteriores ocasiones, ha oído también grabaciones de sus conversaciones y no sabe que está siendo controlada con frecuencia.

No va lejos. Entra en un bar, tipo pretenciosa cafetería de barrio. No hay banco para esperar y le duele el ano. Busca un punto de observación y se acomoda junto a una parada de autobús, le vibra el móvil. De la oficina le avisan que ha quedado en ese bar con el "crítico". Ella le considera a este abogado, Tomás, su amigo pero el agente sabe que el otro sólo la soporta por las buenas relaciones que ella tiene en la administración vasca.

La reunión es a tres bandas porque Tomás ha venido con otro abogado, gordo y con aspecto sucio como él. El agente -que también lo conoce-, piensa que también debe ser homosexual como Tomás. Cuando entran en el local, Bernardo les sigue. Después de besarse en las mejillas, los tres se conocen, ella saca un sobre del bolso y se lo da al acompañante que se lo mete en el bolsillo interior de su chaquetón. Puede ser el contacto, alguien tendrá que seguirle. Los tres abogados beben repetidos aperitivos y devoran con avidez "pintxos" que solicitan continuamente. Bernardo decide salir a la calle para dar cuenta de lo visto y en ese momento la mujer empieza a boquear y pierde el color. Sus acompañantes le golpean en la espalda y cae al suelo. El barman sale de detrás del mostrador y se coloca detrás de ella apretándole el diafragma violentamente con las manos juntas. Bernardo desde la puerta da cuenta por el móvil de las novedades. El gordo del sobre le pregunta
- ¿Cuánto va a tardar la ambulancia?
- Ahora llega.
Después de mentir así, pide que manden ayuda, aunque sabe que la mujer está muerta.

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