martes, 5 de mayo de 2009

LANDARE TOKI

Hernani, la villa, tiene una cierta leyenda negra por aquí y en la España española. Su imagen a veces hosca y un ambiente atmosférico de lejía papelera, meada en la pared y contenedor ardiendo contrastan con una población en la que siempre hay algo, como actividades culturales y festivas o actividades deportivas en las que se acoge cordialmente a mucha gente, venga de donde venga. Y está Landare.

Landare merece salir en los medios más a menudo y no sólo cada vez que los patos del río se refugian en las gradas de la crecida del río. Landare no es el mejor campo de rugby del mundo pero es un caso a estudiar por los interesados en este deporte. El Club de Hernani lo forman unas personas que se vienen volcando vocacionalmente en la formación de los jóvenes desde que acogen a los alevines de la especie humana en la Escuela hasta que juegan en su primer equipo.

Es difícil compaginar la filosofía amateur de este buen colectivo con el paso al profesionalismo que el rugby está dando pero las dificultades además de vencerse presentan oportunidades. Esto es, los logros -esta temporada los ha habido con la regularidad habitual-, de este Club no tienen por qué medirse en comparación con los que se obtienen desde planteamientos empresariales sino en la conservación y mejora de su fundamentos actuales. Este trabajo actual permitirá no ser sorprendidos por los cambios sino dirigir el cambio hacia donde marque la voluntad.

Landare, hasta que sea sustituido por unas instalaciones acordes con la aportación del Club a la villa y a Gipuzkoa, va a seguir siendo referencia ineludible de nuestro rugby.

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