miércoles, 20 de mayo de 2009

MURRAY

La Final de la Copa Heineken no se va a jugar en Donostia ni este año ni el que viene. El próximo sábado se juega en Edimburgo en el campo de Murrayfield, valga la redundancia, entre los ingleses Leicester Tigers –el equipo cuyas camisetas imitan las del Hernani CRE-, y la irlandesa selección de Leinster. Y en 2010 se jugará en París.

Las apuestas están 11 a 10 a favor de los ingleses, lo que se corresponde con mi opinión porque las dos victorias que obtuvieron las temporadas del cambio de siglo en la Copa de Europa, su clasificación por suerte en el desempate de la semifinal y su reciente y también afortunado triunfo en la final de la Liga Inglesa les hacen aparecer como un equipo en racha. Pero Leinster cuenta con grandes bazas para vencer también, sobre todo con jugadores de talla mundial como Brian O’Driscoll, que llegan por primera vez a una final de la Copa de Europa y de hecho en la encuesta de la ERC el favoritismo se invierte, siendo un 65% los que creen que los irlandeses van a ganar.

El arbitraje, siempre complicado en un partido de rugby, va a estar en manos galesas, el árbitro principal, los dos linieres y el de televisión son del Principado en cooperación con los que controlan a cada equipo, francés y australiano, pero me llama la atención que con esta ocasión se incorpora un séptimo miembro al equipo arbitral en un nuevo puesto creado por la ERC con el fin de mejorar el funcionamiento de los árbitros en partidos de este nivel, un manager responsable de la prestación de los árbitros, esto es que va a evaluar a cada uno de los otros durante la final.

Y que el sábado en el campo de Murray los dioses escoceses lloren lo suficiente de ese dorado líquido en que se transforman milagrosamente sus lágrimas para que el rugby de los tres tiempos sea digno colofón de un excelente torneo.

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