viernes, 14 de agosto de 2009

LAS BALAS SILBAN CADA VEZ MAS CERCA

- Durante la pasada década he huido de las honras fúnebres aunque inevitablemente he tenido que acudir a muchas ¿Hay algo más cierto que la muerte? Llevo una racha de funerales de "chicos de mi edad" -expresión incomprensible hace 30 años para mí-, y nunca se sabe si el cangrejo maldito ya está agazapado en un rincón de mi cuerpo, o la grasa del trombo ha dejado de resbalar para acumularse en un puntito del recorrido o si ya le dieron el carné de conducir a quien va a frenar contra mi cuerpo etc.
A veces me invade la sensación de que -como un personaje de una mala novela-, estoy viviendo de sobra desde que se murió ella y de que no estaría mal que la luz se apague para siempre en cualquier momento pero... veo lo que sufren los hijos, los nietos... lo que sufrimos los demás en cada despedida y lo bonito que es vivir, vivir todos y cada uno de los momentos del día y de la noche. Beber este whisky, oir esta vieja canción de nuevo, acariciar -cuando se dejan-, las pieles femeninas a las que la edad ya les ha dado solera...
- Sí, la vida es también un valle de lágrimas -le dijo el pianista mientras acababa "Et maintenant" un poco desafinamente-, y la felicidad sólo es el camino hacia una montaña inalcanzable, hay que aspirar y sonreir mientras se camina.
Sam, el pianista negro de la whiskería, apuntó unos arpegios de la marcha fúnebre mozartiana para atacar seguidamente "The rain in Spain" en un tempo vivaz. Fuera llovía sobre la ciudad balneario.

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