lunes, 6 de diciembre de 2010

MARCHA FUNEBRE MARCHA

Me encuentro en la edad en que es más frecuente ir a funerales de amigos que hacer nuevas amistades, sin llegar a ser tan viejo y tan feo para no salir de casa mas que a los funerales de otro más viejo y más feo que yo.
Sigo sin leer las esquelas queriendo, pero es inevitable encontrármelas al ojear la prensa en la barra del bar de Puri y que las muescas de la arteria que un día devendrá inútil vayan incrementándose.
A la banda sonora de mi vida se le ha caído una habanera de Lete recientemente pero supongo que a la de Esther y a la de Antton se les ha hecho un vacío insondable.
Unas nietas me convencen de que la vida es algo por hacer siempre. Que se casa me dice aquel renacuajo colorado que apenas ayer tenía en brazos junto a Isabel –desde que ella desapareció pierdo rumbo a menudo, pero ésa es otra historia-, y las fáciles lágrimas me limpian la vista.
Salgamos al invierno, respiremos el aire frío, la luz es más limpia de lo que esperaba.

No hay comentarios: