lunes, 13 de diciembre de 2010

TURISTA ACCIDENTAL

Caen copos de nieve en el centro de Europa y los servicios públicos
también son desbordados, la pasma igual de pasmada y la blanca
hipotermia nos secuestra allí donde nos ha cogido. Bajo la nieve
Luxemburgo y Ordizia se parecen mucho, palabra.
El pequeño rugby del Gran Ducado hiberna, en unos casos porque la
previsora Federación Alemana ya lo había programado así y en otros
porque el temporal impone sus leyes incluso a los franceses, esto es,
los rugbiers luxemburgueses son permanentemente transfronterizos y un
mismo club puede enviar un equipo a aprender en Francia y a otro a
ganar algunos partidos en Alemania, eso sí cuando el clima lo permita,
mientras guantes, zapatillas y tocata en sala.
Examinando el calendario que para el año próximo ha preparado la Casa
Ducal con doce fotos del Gran Duque –no es precisamente el “Dieux du
Stade” pero es la mitad de precio y de gay que éste-, me acuerdo de
nuestro pequeño país, donde nuestro Patxi tan López huye de dejarnos
su efigie en almanaques de pared, pero en el que tenemos proyectos
transfronterizos como el de Euskarians y el de la Academia Vasca del
Deporte, al menos en rugby.
A pesar de la crisis económica imperante, la formación de entrenadores
de rugby en Euskal Herria directamente por los entrenadores del otro
lado y la animación de nuestras escuelas de rugby no puede
suspenderse, sin embargo las noticias que llegan son escasas y nada
alentadoras sobre el desarrollo de estos proyectos, a pesar de que a
nivel de Clubs de ambos lados se ha renovado algún viejo acuerdo y se
han elegido nuevos responsables que mantengan vivos los contactos. Sin
embargo, seguimos sin aprovechar que el rugby profesional visite
Anoeta para subir peldaños en esa cooperación a todos los niveles.

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