domingo, 25 de diciembre de 2011

EL PRINCIPADO DE GALES

Lo mejor del año es algo que depende del criterio subjetivo de cada uno y este año ha estado lleno de partidos, de jugadas o de gestos que dentro y fuera de la cancha que se pueden merecer estar en una lista elaborada al efecto.
Quiero recordar una jugada que ha dado origen al mejor gesto del año en el rugby: Sam Warburton, capitán de la selección del País de Gales,  placó a Vincent Clerc, ala de la francesa, apenas a los 20 minutos de empezar  la semifinal de la Copa del Mundo, como consecuencia de la jugada el francés fue levantado violentamente un metro del suelo y seguidamente soltado en el aire –lo que se llama una catedral-, y el árbitro Alain Rolland, aplicando literalmente la regla  disciplinaria, expulsó con tarjeta roja directa al jugador galés. Para muchos esta expulsión modificó el resultado del partido y privó a Gales de disputar la final que merecían más que los galos.
Aunque los pateadores galeses fueron quienes a base de fallar lo indecible los que eliminaron a su equipo en realidad, se hablará durante mucho tiempo de esta decisión arbitral.
Pero el  joven capitán no ha vuelto hablar de ello más que para defender la decisión que tomó el árbitro y desde el primer instante, en el calor de la competición, aceptó la sanción con todo el espíritu deportivo que el rugby contiene, dando una lección a todos los millones de personas de todas las edades y condición que estábamos viendo  por televisión su cara descompuesta. Ni un mal gesto hacia nadie, abatimiento en su cara, aceptación de la decisión por el propio afectado y por sus compañeros de equipo. Esto es, rugby en su máxima expresión.
Últimamente los príncipes en general y algunos en especial no suelen ser buenos ejemplos para nada –muchos reyes del balón redondo tampoco-, así que el rugby puede sentirse orgulloso de este príncipe de Gales. 

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