lunes, 23 de noviembre de 2020

LA SIESTA EN CASA DE LOS PADRES DE MIKEL (III)

Esto empieza en

Viene de 

- Ahora ya sabes, para qué tienen esos canapés y saca de mi bolso ahí atrás las revistas que he cogido a los chicos.

Zulema sacó unas revistas muy usadas con imágenes pornográficas repetitivas en las que mujeres ciertamente bellas protagonizaban escenas de relaciones sexuales de todo tipo.

- Con esto se van esos cerdos al retrete y no salen en mucho tiempo – Laura le comentaba, ya el coche detenido -, todos los hombres sueñan con que se les hagan esta cosas, como ves, tienen gustos muy sencillos, todos, todos.

- ¡Qué asco! Yo nunca haría eso.

- Mira, una cosa así a tiempo te puede evitar un embarazo, es lo que te quiero explicar. Más vale eso que le partas los huevos, te conviene llevarte bien con esa gente, tienen poder, te pueden colocar bien como ya han hecho con otras pero, como acabarás follando con alguno de ellos, es inevitable, te voy a dar el contacto de mi ginecóloga para que te recete la píldora.

Laura salió del coche y arrojó las revistas en una papelera, luego abrió la puerta del otro lado, Zulema seguía sentada.

- ¡Hala! ¡A soñar con estos angelitos, cariño! Y no es tan malo, es como yogur sin azúcar un poco caducado pero no hace falta que te lo tragues.

No fue la única conversación que tuvieron al respecto, ni aquel fin de semana ni en los siguientes. Para sorpresa de Laura, las semanas, los meses pasaban y el virgo de Zulema seguía en su sitio, incluso no había tenido que utilizar las enseñanzas de su compañera de trabajo porque ni Sebastián ni los otros socios le habían llevado al canapé con alguna excusa.

Las jornadas se sucedían a otra sin incidentes reseñables para esta historia, los atentados de ETA se sucedían con muertes casi diarias y Felipe González aún no había cedido a la tentación de meter al Estado español en la misma mierda. Nuestros protagonistas estaban muy ocupados con sus propias vidas para preocuparse de las de otros, en Euskadi llovía, nevaba, soplaba el viento, explotaban bombas, se mataba con un tiro en la nuca, se torturaba a los detenidos... pero así era el paisaje, el decorado de la vida.

Cuando llegaba a la tarde, Zulema se encontraba muchas veces con la secretaria lánguida, Mercedes, que llegaba acompañada siempre de uno de los socios principales, Jon y, al entrar en el despacho, cada uno se iba a su puesto de trabajo.

A veces Sebastián le invitaba a comer un menú del día en algún bar cercano al despacho porque los agobios de trabajo le obligaban a realizar jornadas interminables en ocasiones y... nunca pasaba nada. En una de esas ocasiones, después de la comida, Sebastián le dio la llave del despacho y la cartera y le pidió que se la dejara porque él tenía que ir a una consulta médica – Sebastián, que rozaba la cuarentena, jugaba al fútbol en un equipo de veteranos y coleccionaba lesiones después de cada partido -, así que Zulema llegó aquella tarde un poco más temprano y entró por el largo pasillo que se dirigía hacia el despacho de Nivelle, al pasar delante del despacho de Jon la puerta estaba entreabierta dejando ver el canapé. La escena era bella, como la escultura de Rodin pero con más ropa, aunque desabotonada y las manos explorando intimidades, Jon estaba reclinado en el canapé con Mercedes recostada encima, sus labios estaban unidos en un un profundo beso,  Zulema se quedó sin respiración un momento observando aquella especie de “Pietá” enrevesada y erótica, luego se quedó en el despacho sin salir hasta el final de la jornada.


Cuando Sebastián tenía un juicio fuera de la ciudad, Zulema le acompañaba, eran momentos de una mayor intimidad en que hablaban de temas personales, siempre superficialmente, sin embargo.  Al día siguiente de la escena del sofá, fueron a una vista en Pamplona, y a la vuelta, la pasante preguntó:

- ¿Mercedes está casada? ¿No?

- Sí, con el cuñado de Mikel, creo que viven no muy lejos de tu casa.

- ¿Y Jon está casado?

- No, creo que se casa dentro de un par meses, creo que su novia le ha otorgado el favor de casarse con él ¡Hay que tener ganas de casarse con ese triste!

Después de un momento de silencio, Sebastián prosiguió.

- Claro que lo dices por esa relación que hay entre Jon y Mercedes. Pues son amigos, amigos que se echan la siesta juntos todos los días. Jon tiene un picadero, un apartamento cerca del despacho, comen siempre en un bar de abajo y luego suben a echarse la siesta… y según parece solo se echan la siesta - remarcó esta última frase -, Mikel, que lo sabe todo y no quiero saber cómo lo sabe, dice que se cascan pajas mutuamente pero nada más ¿Te parece un poco morboso?

Continua en

No hay comentarios: