sábado, 11 de mayo de 2024

VASCOS POR EL MUNDO

La reciente condena de un vecino de Gros a 10 años de prisión en Costa de Marfil me ha hecho pensar que en el programa de EITB “ Vascos por el mundo” falta, al menos, una parte dedicada  a nuestros emigrados por razones delictivas.


Por un lado, los delincuentes vascos que residen en países exóticos. Los hay curiosos, como los que han cometidos delitos económicos, desfalcos en bancos en los que trabajaban, u otros delitos, incluso contra la libertad sexual, y que han puesto tierra de por medio al saberse descubiertos, de éstos conozco varios en Latinoamérica y alguno en África, conozco los que han vuelto después de que ha prescrito su responsabilidad y a uno que había contado mal el plazo y entró en la cárcel. Otros han optado por exilio, como el sujeto que ha causado estas líneas, después de algunos problemas con la justicia en Euskadi, han decidido que su carrera delictiva exigía circunstancias más favorables para su desarrollo. Este vecino de Gros era bien conocido con su moto de agua dando la tabarra por nuestras playas y codeándose con algunos de los pijos donostiarras que salen en las negritas de la crónica social, a pesar de su pública intimidad con una ilustrísima judicial señoría local y su círculo de contactos cuando ya se sabía de lo que era capaz el individuo, así que dejando algunos créditos impagados detrás, se fue a hacer negocios, como buen empresario vasco, en Abidjan.


Los delincuentes vascos que hemos exportado con más éxito son indudablemente los etarras en todos sus niveles, desde los que tienen directamente las manos manchadas de sangre hasta los que daban chivatazos para que fueran asesinados sus colegas de trabajo o sus vecinos de barrio. Algunos han vuelto en loor de santidad, como es preceptivo cuando la familia mafiosa nuestra le sigue acogiendo en su seno, otros, sin embargo, se han quedado en su lugar de destino viendo crecer su nueva familia, más o menos mestiza, olvidando su pasado y preparando paellas, gazpachos, tortillas españolas, sangría… en su típica jatetxea, inevitable negocio del exiliado vasco, con nostalgia española de sus raíces vascas.


Por causa de aquellos asesinos, también hemos exportado víctimas posibles, víctimas probables, víctimas sobrevivientes, extorsionados, familiares de ejecutados… un largo catálogo de damnificados por la estupidez asesina organizada en nuestras tierras vascas. Hay los que vuelven, miran lo que hay y se vuelven al exilio pero otros prefieren regresar aunque hablen de este periodo como de entreguerras a veces en la intimidad. Mucho talento vasco no volverá de ese exilio forzoso, habiendo encontrado una nueva vida desarraigada, pero es lo que hay.


No voy a citar el capital humano que se pierde por razón de la inmersión nacionalista ambiente en que se vive en nuestro pequeño país. Indirectamente creo que se percibe en algunos de los protagonistas del programa de la EITB que se asoman a él y, sobre todo, en los que no son seleccionados para asomarse.

 



Condena de Aitor

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