El pasado domingo 9 de junio, una de mis nietas me comentó algo sobre posibilidades de ir a Alemania para mejorar la lengua alemana que está aprendiendo, yo le sugerí buscar un intercambio con alguien de su edad pero ella me dijo que lo que quería era ir a Alemania para estar con una youtubera (influencer) que era genial. Quizá no tenía que haberle respondido que eso de las influencers eran gilipolleces… porque a partir de ahí ya no me quiso escuchar nada de mis explicaciones sobre ese medio de difusión que es un canal de influencer en Youtube o en Tik Tok o en las redes sociales en general.
A la noche, cenamos con los resultados electorales obtenidos en España por un influencer y por los resultados obtenidos por la ultra derecha filo nazi francesa entre los jóvenes que muchos politólogos imputan a la magnífica utilización de Tik Tok por parte de su cabeza de lista, cabeza hueca de ideas democráticas, por cierto.
Este blog y el otro que he abandonado suman 293.364 visitantes desde su creación y un par de seguidores o sea que estoy muy lejos de las audiencias millonarias que tienen esos muchachos y muchachas que se pueden dedicar profesionalmente a actuar en las redes sociales pero es un mundo, éste de streamers, youtuberas, tiktokers…., que me ha llamado la atención desde hace un tiempo por su peso cada vez mayor como medio de información entre los jóvenes, prácticamente el único medio entre preadolescentes y adolescentes. Los medios tradicionales en papel, en televisión y en radio están en distintas fases de su extinción ya inevitable, tanto por su conversión en meros soportes publicitarios con abandono del periodismo para un público que se está muriendo como por la buscada analfabetización de la juventud por parte de los poderes, se le ha formado en no hacer esfuerzos para leer, entender y criticar lo que los jóvenes reciben como mensajes de todos los medios y tenemos este resultado : acuden a la fuente que les da el mensaje mascado con imágenes atrayentes, banda sonora adecuada y lenguaje próximo, ya que se crea en comunidad entre quien comunica y quien recibe el mensaje.
Una niña de 12 años es incapaz de comprender que detrás de la chavala que se prueba unos jeans de una determinada marca hay una empresa que pone productores, directores, guionistas, actores, músicos, montadores… para hacer un breve clip que se haga viral y que será reemplazado inmediatamente por un nuevo clip que superará la audiencia del anterior y así... hasta que las cifras inevitablemente caigan por lo que se verán obligados a crear otra/otro influencer que repita el ciclo.
Y de la publicidad comercial el paso, que no salto, a la captación política o sectaria es fácil. Es lo que se ha dado en estas elecciones europeas, con las formas y fórmulas del éxito de no importa qué youtubera falsamente adolescente, los lobos feroces del fascismo han entrado en las huecas cabezas de los/las rebeldes sin causa que se encierran en su smartphone toda la jornada y toda la noche para vivir en un mundo digital que no es el real y del que salen solo para emborracharse con otros zombis fuera de la vida de los adultos, vida que quieren retardar – hay mucho adolescente con cuarenta calendarios detrás -, en la medida de lo posible.
¿Qué podemos hacer los abuelos ? Dan ganas de convertirse en gurú de secta telemática, crear un canal más que compita con esas hechiceras de las pantallitas y los auriculares que aíslan a nuestros descendientes, dan ganas de pedir regulaciones o cierres, de restablecer censuras… pero yo creo en la educación, es duro lento y difícil, requiere voluntad y esfuerzo, pero solo la educación tanto en la escuela como en casa nos puede salvar.
Vale, estamos jodidos, ya lo sé. Sólo quería ser optimista.
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