lunes, 23 de septiembre de 2024

MENAS Y MENOS MENAS



El menú del día del Oquendo está bien. No hay que esperar mucho en la barra para que te hagan hueco en una mesa próxima a la puerta. Las cuatro señoras de la mesa de al lado comentan algo de la inseguridad que hay en las noches donostiarras. Ninguna parece que salga de noche y se remiten a lo que oyen por ahí. En Donostia se oye siempre mucho por ahí , « Por ahí » debería ser la cabecera de una publicación de noticias locales no contrastadas. Un joven, aspecto de remero, se acerca y planta un par de besos a una de las comensales. Es fácil para Galtzagorri y el Barón de la Florida enterarse de que el joven es un donostiarra que vive más allá del Rhin y que ha venido para celebrar un aniversario familiar.

- Encontramos normal mandar a nuestros hijos al extranjero. La movilidad de nuestros jóvenes constituye una riqueza cultural y el intercambio, los Erasmus y las prácticas en empresas de fuera nos gusta – comenta el Barón de la Florida a un volumen normal de voz -.

- Pero en otros países, esa movilidad no tiene los mismos colores, hay mucho joven que tiene que huir de donde nació para escapar a las guerras, a las dificultades económicas, a los efectos del cambio climático… ¡Hay tantos motivos que impulsan estas migraciones  Quizá hay los que sueñan con emanciparse de sus padres ¡No sólo los pijos hispanos sueñan con ser brokers en Wall Street ! - Galtzagorri le está sirviendo un fresco rioja mientras habla, con la seguridad doctoral que da el regado aperitivo anterior -. A esos jóvenes que quieren venir les ponemos todo tipo de obstáculos físicos, legales, sociales… lo que lleva a que los que consiguen escabullirse y llegar entre nosotros sobrevivan en la precariedad y en la inseguridad, dejados a su suerte en la calle o en edificios más o menos abandonados, con el tráfico de drogas, la prostitución, el delito… como red de acogida.

El Barón de la Florida, cuya actividad profesional es la enseñanza, cuyos abuelos proceden de más allá del Ebro y del Bidasoa, ha escrito incluso algún trabajo académico sobre la necesidad de la inmigración, así que se muestra de acuerdo.

- Hay que cambiar el chip, garantizar la legalidad de los jóvenes inmigrantes, protegerles, formarles, emplearles… porque no vienen a quitar puestos de trabajo, vienen a vivir y para eso necesitan formar parte de nuestra economía.

- No se trata de suprimir las fronteras, se trata de hacer una política inteligente de fronteras y de acogida.  Los fondos que se destinan a matarlos en la travesías que emprenden y seguirán emprendiendo, esos fondos deben ser destinados a organizar su acogida y su canalización, crear puestos de profesores y no de verdugos porque el « efecto llamada » no está en acoger a esos jóvenes con racionalidad sino en la propia naturaleza humana, la misma que llevó a nuestros ancestros a esclavizar y colonizar a los ancestros de esos jóvenes en tierra de misiones.

- Creo que voy a tomar el postre, por fin.


 

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