martes, 29 de abril de 2025

EL APAGÓN MILAGROSO


No tengo ni idea de electricidad, yo desconecto la luz del hogar para cambiar una bombilla desde que, creyendo haber desconectado la de la fachada para arreglar una lámpara exterior, un calambre enorme me hizo saltar de la escalera metálica de mano al suelo de la terraza. Tengo mi apuesta personal, como todos, sobre cuál es la mano que dejó la península a oscuras pero dejo que los expertos de verdad, los que trabajan calladamente en ello y harán un informe en su momento que será ilegible para mi, esos expertos sigan investigando, aunque sepa que la realidad siempre se acaba pareciendo a lo que se presente como « versión oficial », la realidad siempre ha sido maleable en manos del poder.

Desde siempre, el ser humano, este mono con taparrabos, necesita responsables de su desgracia, no acepta que las cosas pasan, pasan unas detrás de otras o varias al mismo tiempo, porque pasan y es muy fácil echar la culpa a los especuladores bursátiles, a los jesuitas, a los judíos, a los agotes, a los rumanos chatarreros o a uno o varios dioses o diablos, a los puteros socialistas, a los hijos de los flechas y pelayos… así que estamos entretenidos.

Mientras, me ha sorprendido desagradablemente una lectura breve de algo que yo ignoraba: las perlas que el Talmud y sus derivados sagrados dedican desde tiempos inmemoriales a Jesús, el Cristo y a su familia y amigos. Yo, que he hablado tantas veces de mi pertenencia a la cultura judeocristiana como algo inevitable ya que me nacieron en ella, y que mi relación con los evangelios, excelente literatura de ficción, ha sido de absorber sus valores y de practicarlos conscientemente, a pesar de mi materialista y cuántica visión del universo y de mi falta de optimismo sobre la evolución de nuestra simiesca especie, nacida de un cúmulo de cosas que han pasado sucesivamente desde que la materia y la antimateria existen. Pues esa incómoda lectura judaica, aprovechando el silencio de mis ibéricos corresponsales,  me ha resultado didáctica también para entender el nulo porvenir de los habitantes actuales de Palestina cuyo exterminio está próximo porque no les nacieron en el pueblo elegido, en el pueblo iluminado.

O sea que, este apagón, que probablemente se repita, es una de esas cosas que fastidian pero que inevitablemente van en el lote de lo que estamos adquiriendo con la evolución de la cultura que hemos llamado judeocristiana, antes dominante en el mundo y hoy en dura competencia con la zaristaexpansionista y con la maoconfucionista. Y solo un milagro o la extinción lo arreglará, no creo en milagros.


Imagen generada por IA

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