Después de las fiestas anuales, unas dos semanas más tarde, la cuadrilla organizó una fiesta sorpresa de cumpleaños para Miren, porque era un número redondo de años que cumplía, como 40 o así, Aitor le compró un regalo, un bolso que ella le había indicado en el escaparate de una boutique elegante donostiarra, y cotizó también para el regalo colectivo de la cuadrilla. Para la fiesta se reservó un albergue con piscina por la zona de Orio, así todos podrían ir en sus coches, emborracharse, dormir y regresar recuperados.
Las chicas de la cuadrilla se encargaron de engañar lo suficiente a Miren para que les acompañara al albergue, pretextando que una de ellas necesitaba que le aconsejase sobre una casa que pretendía comprar. Ya en las cercanías de destino, le dijeron que tenían una sorpresa para ella, le vendaron los ojos y la hicieron entrar en la terraza del establecimiento donde todos los asistentes, la cuadrilla y otros amigos de Hernani y Donostia – para estos eventos se ampliaba el círculo de invitados -, guardaban silencio. Al quitarle la venda, Miren fingió una sorpresa máxima, quitó el lazo a la bicicleta eléctrica que le habían comprado a escote en la cuadrilla y repartió besos a todos. Hubo más regalos por parte de los distintos círculos de afecto que se forman en todo grupo. Aitor le explicó que él tenía un regalo escondido en el interior de la casa y los dos entraron a la casa.
Un DJ ponía discos de baile, había mesas con bebidas, mesas con comidas, una gran tarta de cumpleaños que, después de apagar las velas, fue ignorada en gran parte. Como en toda fiesta, más si es en el País Vasco, algunas pocas bailaban, otros hablaban de pie o sentados en muebles de plástico, esto es, las mujeres disfrutaban de la fiesta, los hombres estaban en la fiesta mientras discutían del final de la temporada de fútbol y de los fichajes del verano, nadie se baña en la piscina, a pesar de que la temperatura era propicia.
La noche de verano iba cayendo, las bebidas tuvieron que ser repuestas varias veces por los empleados del albergue. Sentada con las otras 3 mujeres, su círculo íntimo, más jóvenes que ella, Miren les exhibe los pendientes a las otras que los examinan con sus ojos vidriosos y comentan con el habla tomada por el alcohol.
- ¡Muchas gracias, chicas! Están muy bien.
- Es que te van muy bien con la forma de tu cara. Nos costó decidirnos ¿Qué podemos regalar a esta desgraciada? - Paulina se sirve cava mientras habla, la espuma desborda y cae al suelo -. Si entre el divorcio del marido rico y el nuevo novio rico que se ha echado, tiene de todo.
- ¡Menuda suerte tiene, sin hacer nada para merecerlo! - Maddi tiene una colilla de un porro que apenas humea pegada al labio y una copa de cava que desparrama su contenido cuando mueve las manos al hablar -. La idiota, que se encuentra 20 años después al amor de su vida en un semáforo, y ahora hecha una tortolita con ese tío tan guapo, tan elegante, un caballero…
Paulina observa que Aitor ha dejado el grupo de hombres y se acerca sonriente hacia ellas con un tubo de whisky en la mano.
- ¿Qué hace una “cashera” como tú con un capitalino como éste que habla como un político y nunca se le entiende nada?
Aitor deja el vaso en la mesita que está cerca de las mujeres en el centro del arco que forman y se pone enfrente de ellas, de espaldas a la piscina, el alcohol le hace tambalearse ligeramente. Miren sonríe hacia donde cree que debe estar Aitor, una niebla visual ha empezado a afectarle a su vista.
- ¡Es muy guapo y lleno de detalles!
Aitor se descalza y se quita la camisa y el jersey juntos a la vez, los deja caer a los pies de las cuatro mujeres,
- Además siempre te está dando amor – Paulina dice con un tono ácido -, que se te nota que tienes agujetas en los muslos de tanto separarlos cuando llegas al gimnasio por las mañanas, es que no paráis, que os he visto antes en el suelo del recibidor, ñaka, ñaka, como dos críos.
Aitor se ha quedado desnudo para cuando Paulina acaba de hablar. Tiene cierta tripa en el abdomen más que musculatura.
- ¡Es la hora del baño!
Anuncia, Aitor se da la vuelta y se tira a la piscina. Miren se levanta sobresaltada.
- ¡Que no sabe nadar!
Miren corre precipitadamente hacia él, se cae al suelo al borde de la piscina con la pesadez de la ebriedad.
- ¡Ayyyyyyyyyyy! ¡Me he roto un brazo! ¡Por tu culpa, cretino, estúpido, hijo puta!!
La furia de Miren que se ha hecho daño es escandalosa, sus gritos hacen que todos los presentes le miren. Aitor nada por la piscina tranquilamente pero con la torpeza de quien apenas controla la materia y además ha bebido demasiado, mientras todas las amigas ayudan a levantarse a Miren y Paulina le pone una servilleta con hielo en la muñeca, pero ésta sigue enfadada.
- ¿Te creerás gracioso? ¡Puto torpe! ¡Deja de hacer el idiota y ven aquí!
Aitor se acerca nadando, con un estilo horrible, salpicando y haciendo ruido, hasta apoyar las manos en el borde y empieza a declamar sin salir del agua.
- ¡Oh Gorgona de Hernani! Legendaria mujer divina, cuya mirada extraña, me hiere y fulmina ¡Baja del altar de mármol! Sobre las aguas camina o, al menos, Gorgona ¡Échate a la piscina!
Inmediatamente Miren se zambulle vestida, intentando golpearle mientras cae, las otras mujeres se ríen y se empiezan a quitar la ropa, algunos hombres también, todos los asistentes se van tirando, más o menos desnudos pero poco, más bien vestidos, a la piscina, mientras Miren besa a Aitor con pasión, están donde al menos Aitor hace pie, y éste empieza a desvestirle de su ropa mojada pero llega Paulina desnuda por detrás, les coge las cabezas por encima y les mete a ambos bajo el agua.
Paulina era guapa y con una elegancia espontánea que le había convertido en una referencia para las otras mujeres de su entorno, además tenía un salón de peluquería y maquillaje con el que ganaba más que su marido Bernat en la empresa industrial de la que éste era empleado. Paulina había tenido la idea de la fiesta y del lugar donde hacerla, Bernat se había encargado de la reserva, ella era el cerebro de la cuadrilla y él quien ejecuta las ideas eficazmente.
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