jueves, 22 de noviembre de 2018

EL IMPACTO


- El rugby era un deporte de contacto pero ahora se ha convertido en un deporte de impacto – dice Hiruntchiverry apagando la televisión de la sociedad -, no se ha moderado mucho esa tendencia actual a pasar con el balón por la puerta cerrada, aunque sea una puerta blindada.
- Es una exageración eso que dices – replica el Barón de la Florida mientras limpia la mesa - , posiblemente en el rugby profesional, con preparaciones dirigidas a lograr musculaciones que se impongan, se pueda dar pero a niveles de aficionados no se produce mucho.
- Pero se produce ya bastante, - Galtzagorri interviene poniendo platos y cubiertos -, sobre todo en esas zonas de “amateurismo” marrón, como en las competiciones españolas, en que verdaderos profesionales juegan mezclados con aficionados que tienen otras actividades incompatibles con el gimnasio a destajo.
- Algunas desgracias – Hiruntchiverry insiste -, que se están produciendo en esos niveles bajos tienen causa en esa nueva imagen que se está vendiendo del rugby, los jóvenes imitan lo que ven y los choques buscados, los placajes a matar… están causando lesiones importantes en edades de desarrollo.
- ?Animarías a tu hijo a que empiece a jugar al rugby ahora? - Pregunta el Marqués de Altamira mientras sirve las acelgas con patatas que ha estado preparando -. Yo, a veces, creo que no, ya es un poco tarde porque los míos están en ello pero, muchas veces no estoy nada tranquilo en la banda, viendo lo que se vé.
- Yo confío en los entrenadores, en que saben que el rugby es un juego – El Barón de la Florida dice -, y que la inmensa mayoría de los chavales no pretenden saltar al profesionalismo sino disfrutar de la convivencia en el deporte.
- Deberían retransmitir rugby femenino internacional mucho más – la ternera guisada con setas ya en la mesa, Hiruntchiverry concluye -, porque las mujeres son las que conservan el rugby aquel de pase y de esquive, de percusión para dejar que el balón esté vivo…

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