Hace un año, por estas fechas, pasamos unos días de vacaciones en Chiclana de la Frontera en casa de unos amigos. Uno de ellos es veterinario y ejerce como tal en algunas plazas de toros francesas, lo cual siempre me ha chocado, me recuerda a aquellos médicos que en comisaría comprobaban si el interrogado podía seguir siendo interrogado por la policía o el que certifica que el reo está en estado de salud como para ser ejecutado en algunos países. Pero no voy a reproducir mis conversaciones con él sobre las corridas y su trabajo.
Un día mi mujer y yo acompañamos a nuestros amigos a visitar dos ganaderías en San José del Valle, la Dehesa Fuente Ymbro una de ellas. Alfonso el mayoral nos hizo visitar diversas corridas que estaban ya separadas en función de su destino en distintos festejoss y ferias. Aunque el toro de lidia es un ganado bovino de la misma especie que la vaca lechera - « las vacas lecheras dan más cornadas mortales al año que los toros bravos, según las estadísticas » me dijo hace tiempo un taurino, por cierto -, la verdad es que los toros dan respeto y cuando sus defensas, enfundadas para que no se dañen hasta que no les hagan salir al ruedo, enormes defensas en el caso de los Fuente Ymbro, apuntan hacia uno pues dan miedo, aunque se esté en un Land Rover que forma parte de su paisaje habitual.
Llevo días pensando en los cuernos de los Fuente Ymbro, no soporto las corridas de toros, a diferencia de Ortega y Gasset, yo prohibiría esa fiesta humana de sadismo absoluto pero además, mientras sigan existiendo, no voy, sin embargo soy una especie de « supporter » de esa ganadería, sigo las noticias de sus apariciones por las plazas y, en el fondo, me alegro cuando Alfonso tiene que salir a saludar al público al final, ese público al que Serafín Baroja ya le dedicó un merecido homenaje. Llevo días pensando en esos cuernos por otro motivo, dentro de poco me operan, me van a sacar los higadillos, los chorizos, las salchichas y las morcillas sobre una mesa quirúrgica y luego me los van a meter dentro de la tripa con algunos cambios en su orden y conexiones. La cirujana me ha explicado la intervención con la ayuda de dibujos y láminas de anatomía, esas láminas que tienen algo de decoración de carnicería tradicional, le he entendido perfectamente que va a ser una cornada enorme de varias trayectorias, como de un Fuente Ymbro.
Espero que yo pueda ir a comer garbanzos a la Venta de San José del Valle con Alfonso y demás buena compañía dentro de un año, decorado mi cuerpo de glotón vasco con una cicatriz que no se la salta un torero u otra absurda expresión de las nuestras.
1 comentario:
Ánimo y al toro
Publicar un comentario