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Aitor saca un yogur del frigorífico, lo prepara con un poco de miel y se lo va comiendo, después sigue hablando afectuosamente.
- No te cabrees. Tengo tu currículum encima de la mesa y seguiré insistiendo. ¿Hace un poco de siesta en el cuarto en vez de delante de la tele?
- ¿Encima querrás follar? Y ayer a la noche nada de nada, como todas las putas noches de la semana.
Miren ya está otra vez en la gama alta de reproches pero Aitor los deja pasar.
- Ayer estabas un poco cargada después de la vuelta con la cuadrilla por el pueblo y además cuando llegaste a casa me mordiste en la nariz hasta hacerme daño, así se me quitan las ganas de hacerte el amor. Pero yo te quiero ¡Anda, como en los viejos tiempos!
Ahora es Miren la que está buscando algo en una alacena, saca otra botella de vino, la pone junto a la vacía, retira ésta al lado del cubo de la basura, coge un sacacorchos de un cajón, abre rápidamente la nueva botella y rellena el vaso.
- Solo se te pone dura por las mañanas y bien que me la pones en el muslo, que parece que crees que hay allí un agujero o que me da placer que me pasen un tronco por la pierna.
La descarga ha afectado a Aitor que reacciona herido.
- Es que solo hacemos el amor ya las mañanas de los domingos y algún festivo y eso, si no montas una de esas excursiones con la cuadrilla, que hay que dormir en un albergue, todos juntos y bien mamados.
La réplica de Aitor ha sonado ridícula, es una gacela reprochando a la leona hambrienta que se la vaya a comer.
- Si le llamas hacer el amor a descargar tus putos huevos en mi interior después de cascártela dentro de mi coño, yo no, yo lo que quiero es follar cuando me apetece y si te pongo las tetas en la boca y te doy mordisquitos en la nariz es para que me folles de verdad y como lo hacías al principio, que donde me atrapabas me la clavabas, cacho cabrón; ahora todo te parece mal; siempre crees que estoy borracha y además me dejas sola, como ayer, con los amigos, a la menor excusa.
No ha gritado, en ningún momento lo ha hecho, es cuestión de tono y no de volumen pero la bronca es dura, si hubiera espectadores, que no los hay, podrían pensar que la violencia física va a estallar de un momento al otro.
- Tenia que levantarme temprano y no tenia sentido beber por beber. Y no te pareció mal. Me diste tu permiso. Y luego llegas a casa, te desnudas, me saltas encima y me muerdes la nariz hasta que me saltan las lagrimas. Una noche me la vas a arrancar.
La gacela sabe que ha perdido, que la leona le puede devorar cuando quiera, solo le cabe esperar que todo pase pronto.
- Mariconazo, nena, quejica. Vete a tomar el café al bar de abajo.
El triunfo se disfruta en soledad, los restos de la gacela deben desaparecer de la vista.
- Procuraré volver en el cercanías de las 7 ¿Donde esperarás?
- En el bar de costumbre.
Aitor le da un beso de despedida, otra vez en el pelo y apresuradamente recoge su chaqueta, pasa por el baño brevemente y sale del piso en silencio, sus pensamientos retroceden en el tiempo, no siempre las cosas fueron así...
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