Esta historia es una especie de novelización de un guión cinematográfico jamás rodado
Este relato comienza en
Aitor se había alegrado mucho de haber encontrado a Miren. Venía de defender, unas semanas antes, a un abogado víctima de una agresión, la junta de gobierno del colegio de la abogacía le había confiado esa defensa, y tenía la moral por los suelos por lo que había visto en ese caso – hay abogados que tardan en hacerse una coraza ante el sufrimiento de sus clientes -, su defendido, con el que había comido, le había confirmado que se había separado de su socio, socio con el que el agredido había compartido prácticamente toda su carrera profesional. El abogado, un hombrecillo gris del interior de la provincia, había sufrido una agresión en la entrada de su despacho por parte de un amigo de su socio precisamente y el agresor había declarado en el juicio que el socio en una cena de sociedad gastronómica, hablando del testamento del difunto padre de su futuro agresor, había dicho que él se merecía un par de hostias por haber redactado aquel testamento.
Precisamente aquel día en la Audiencia le entregaron la sentencia que venía a cerrar judicialmente el asunto y la estaba leyendo, ese lenguaje estúpido e insoportable de la justicia al que es difícil de acostumbrarse, a primera hora de la tarde con una copa de armagnac Laubade para facilitarle su digestión, cuando sonó el teléfono fijo, el único que figuraba en las tarjetas, y como no tenía secretaria, lo descolgó. Mientras atendía, sus ojos siguieron repasando el texto:
« Resulta probado y así se declara, que los acusados, hermanos D. Álvaro y D.ª Juncal, mayores de edad y sin antecedentes penales, el día 19 de marzo de 2.013, fueron al despacho de "Pikatxila abogados" de San Sebastián al objeto de exigir explicaciones al letrado de dicho despacho D. Inazio, acerca de la testamentaria del padre de aquéllos, la cual había sido dirigida por dicho letrado.
Asimismo ha resultado probado que nada más ser recibidos por D. Inazio, tras negarle el saludo a éste, y mientras se disponía a leer los documentos que Dª Juncal le traía, D. Álvaro le dio un golpe contundente con un objeto que no ha sido hallado en la sien izquierda, rompiéndole las gafas y haciéndole caer al suelo en donde ambos forcejearon hasta que por el personal del despacho fueron separados. Durante todo el incidente D.ª Juncal no intervino para nada, ni en apoyo ni en evitación de la situación.
Como consecuencia de estos hechos, D. Inazio sufrió una herida inciso contusa en párpado superior de ojo izquierdo y ceja, un esguince cervical, policontusiones, traumatismo craneal y trastorno de estrés postraumático agudo, lesiones que necesitaron para su curación sutura aplicada por cirujano plástico, analgesia, observación en urgencias por un día, prescripción de frío local, analgésicos, tratamiento antiinflamatorio, miorrelajante y rehabilitador hasta el día 30 de abril de 2.023 por esguince cervical y tratamiento psicoterápico con ansiolíticos, con un día de hospitalización y 36 días de impedimento para sus ocupaciones habituales y 43 días para la estabilización de sus lesiones, quedándole como secuelas cicatriz en ceja y párpado superior izquierdo, poco visible, de 2 cm. y cervicalgia leve y cuadro psicológico postraumático, ambos no permanentes.
Asimismo, resultaron rotas las gafas de la víctima, así como hubo de reponer su corbata de seda por haber quedado inservible por ensangrentada."
La llamada de Miren aquella tarde fue balsámica. El enfado que la lectura le estaba provocando, fue reemplazado por el deseo de encontrar de nuevo el fantasma del pasado juvenil. Metió su copia de la sentencia en la carpeta, para no sacarla más.

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