martes, 16 de septiembre de 2008

EMPRESARIO EN LA MELÉ (II)


2. NUESTRO EQUIPO
En el vestuario del equipo aficionado se ven los cuerpos desnudos de los jugadores: están los gordos, los delgados, los altos, los pequeños, los atléticos... El rugby profesional es muy físico, la imagen del jugador de rugby que se proyecta en los medios puede que inevitablemente contradiga la idea de extender el rugby como herramienta educativa a todos los niveles de la escolarización sin distinción de edad ni sexo y, sin embargo, en el rugby aficionado hay sitio para todos. Como en la empresa, la empresa no suele ser una selección de los mejores elegidos entre todos, sino una selección de los mejores que han querido buscar trabajo en al empresa y que no se han ido después. Por eso, en la empresa como en el rugby, en principio hay sitio para todos.
Esto que nos obliga a realizar una auto evaluación de nuestro equipo: filosofía, misión, visión y objetivos; posición, estrategias, seguidores, rivales, capacidades, limitaciones, personal, medios, programas actuales, fuerzas, debilidades, imagen percibida, dirigentes, líderes, actitudes, opiniones, percepciones... con el sistema que queramos seguir de los muchos existentes para realizar esta auditoría interna.

Un equipo de rugby puede tener una filosofía folclórica: veteranos buscando una excusa para viajar. Puede existir una filosofía formativa: impregnar valores humanos en los practicantes. Esto es, sus objetivos pueden ser muy diferentes de los de una empresa excepto entre los profesionales o en las selecciones nacionales, su objetivo no tiene por qué ser ganar. Incluso la mayoría de los equipos y sus componentes lo que quieren es jugar en primer lugar y ganar es la consecuencia de jugar mejor que el otro, pero el resultado se subordina al juego de toda la plantilla o a los objetivos lúdicos o formativos del grupo. El equipo profesional tiene que ganar por lo que deberá jugar mejor que el otro y dotarse de la mejor plantilla posible en el mercado y con los restantes medios personales (entrenadores, médicos, preparadores, asesores, abogados...) y materiales (Instalaciones, material...) que pueda conseguir en el mercado. La selección nacional tiene que ganar por lo que el seleccionador escogerá a la mejor plantilla entre todos los jugadores posibles con una combinación de los mejores especialistas y de jugadores polivalentes, además de los medios personales y materiales, que le permita conseguir ese objetivo primordial: ganar. La empresa también tiene ese mismo objetivo primordial. Pero no va a ganar sin que toda la plantilla se impregne de su filosofía, misión, visión y objetivos y por eso su auditoría interna tiene que ser una primera herramienta de conocimiento de quiénes son nuestro equipo, ya que nuestro equipo sólo excepcionalmente contará con los mejores especialistas y con los polivalentes que puedan cubrir los puestos y sus medios auxiliares son los que hay aquí y ahora.

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