viernes, 28 de enero de 2011

EL DUELO OTRA VEZ

-El primer partido que jugué era de máxima rivalidad local. El árbitro lo suspendió a los veinte minutos de empezar pero los jugadores no nos enteramos hasta una hora más tarde –me contó una vez un amigo asturiano-, yo pensé que no iba a jugar nunca más a rugby pero el entrenador rompió las fichas de la mitad del equipo y con el resto nos hizo ser de verdad un equipo.

Las batallitas de los abuelos de rugby giran a menudo sobre encuentros duros entre equipos próximos. Cada vez que los dos equipos guipuzcoanos de máxima categoría juegan se produce un ambiente especial, a veces, se han derivado episodios olvidables pero ese es un riesgo que merece la pena correr, yendo a verlo.

Hay una faceta del partido de mañana en el que los donostiarras deben hacer un verdadero esfuerzo para superar a los del Goiherri y es la del público, los seguidores habituales del Miniestadio son buenos espectadores pero su flema es más polar que británica y así el calor, que será indudablemente necesario, seguro que viene de Ordizia.

Por otra parte, este sábado las apuestas se inclinan por el visitante, superior en realización y en defensa a los locales, porque en todas las líneas y en el desarrollos del juego lo han venido siendo a lo largo de la temporada y así está con posibilidades de alcanzar el título, siempre que ganen y pesquen un bonus. Pero esa ventaja moral se puede diluir en la cancha ante la necesidad de ganar que tienen los locales para evitar otro fin de temporada angustioso y, de paso, volver a tocar la Gipuzkoa Cup, no sea que se la lleven definitivamente sus rivales.

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