Supongo que son acusaciones menores, como las que también dieron origen a diversas sentencias antes de la que resultó en su condena a una pena de cárcel ejemplar y que le retiene en prisión. Ya hemos elogiado procesalmente la sentencia de la audiencia en otras ocasiones y no vamos a remover los hechos para no provocar más malos olores.
Pero tengo noticia de que el último juicio contra este conciudadano sobre una o varias falsificaciones de documentos, más o menos mediales para otros delitos, se ha suspendido por el Juzgado de lo Penal en dos ocasiones por defectos de citaciones al propio reo y a peritos policiales – la existencia del perito policial me parece un horror jurídico, por cierto, pero es lo que hay -, defectos ajenos a las acusaciones y al acusado y, al parecer, achacables a la tramitación informática de las causas actualmente pero jamás a las personas que tramitan los interminables trámites de nuestra justicia – la sentencia es la mera punta del inmenso iceberg que es un expediente judicial en el que trabajan las abejas obreras de la oficina judicial para que la reina ponga el huevo de esa sentencia -.
Pero... ¿Alguien puede velar para que tenga lugar de una vez ese último juicio ? Las personas que han padecido los daños irreparables derivados de los hechos declarados probados en la sentencia principal y luego los daños causados por las personas intervinientes en estos procesos monstruosos alejados de la ética de la toga, estas personas merecen pasar página definitivamente, al menos, en este aspecto penal.
Quedan otras páginas aun, creo, por determinados hechos colaterales ante tribunales civiles y es de esperar que las víctimas no tengan que pagar nada por ellos.
Me había prometido no escribir nada más de este tema pero tomar conciencia de que las víctimas, por partida triple, tienen que seguir padeciendo innecesariamente por este asunto, me obliga a poner mi pequeño granito de arena : ¡ Tened cuidado, por favor ! ¡No más pifias !
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