domingo, 7 de julio de 2024

CIRUGÍA ESTÉTICA



Cuando la bella durmiente dejó de soñar y se despertó -no hubo un príncipe azul que le despertó con un beso o con un codazo porque ella roncaba -, habían pasado sus mejores tiempos, no le gustó la bruja que le miraba desde el espejo del armario ropero del dormitorio y rompió el espejo.

El cirujano que le recomendaron sus amigas tenía una clínica diseñada por el mejor arquitecto contemporáneo, una decoración minimalista y carísima, no era el gabinete del Dr. Frankestein, como si lo fuera, a pesar de la enorme factura pagada, la bruja con cirugía estética sigue siendo una espantosa bruja que refleja en su desfigurado rostro que ha pagado por un fracaso, le digan lo que le digan sus amigas en las tertulias, comentarios que no tienen nada que ver con lo que se dicen cuando ella no les puede oír.

No me hace gracia verla ahora, quizá se ha merecido la cara que tiene que mostrar en público, quizá se la ha merecido, no lo dudo, pero cuando ella era una egoísta blancanieves que nos hacía creer a todos los enanos que ella era el centro del universo, los enanos colaboramos a hacerle creer que una princesa así se merecía más que nuestras personas, reales de realidad y no de realeza.

El tiempo también ha pasado para mi, el espejo me devuelve la imagen de mi abuelo, tengo que comprarme un pantalón de una talla mayor y cambiar la boina por una más nueva.

Otto Mueller
Allongée

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