lunes, 10 de noviembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 36

Imagen generada por IA

Este texto forma parte de una crónica de Hernani que fue antes un guion que no ha sido rodado.

La historia comienza antes, INICIO

La vieja Iruña, Pamplona, existe antes y después de los sanfermines, incluso en invierno. El Camino de Santiago, el Opus Dei, la fiscalidad foral y otros atractivos hacen que aquella Pamplona vacía de nuestra infancia sea ahora un pequeño centro turístico con hoteles y alojamientos confortables, restaurantes excelentes y todo a precios abordables, lo que hace que turistas y viajeros acudan a congresos, seminarios y formaciones que, fuera del bullicio de la semana que comienza el 6 de julio de cada año, se dan continuamente en aquellas instalaciones.

El Hotel 3 Coronas es un edificio que quizá no ha envejecido muy bien pero sigue siendo elegante, aíslado junto a un parque, en el centro de la ciudad, cerca de las viejas murallas y, por tanto de la típica parte vieja.

Una mañana temprano en el hall del hotel, un cartel avisa, “Presentación de la franquicia de joyería Banús International en el salón Urbasa, planta de subsuelo” cuando Paulina entra por la puerta principal con la peluca y las gafas de sol que se supone le camuflan en caso de encontrarse inopinadamente a alguien conocido, saluda al conserje en recepción que apenas levanta la cabeza, atendiendo a los clientes que están abandonando el establecimiento y se dirige a uno de los dos ascensores, entra y las puertas se cierran justo para impedirle ver que Miren entra en ese momento en el hall, vestida en ejecutivo, mira el aviso, pregunta al conserje que le indica los ascensores y sigue ocupado en el mostrador, ella entra en un ascensor y las puertas se cierran. Paulina se ha dirigido hacia arriba y Miren ha descendido.

En una habitación del hotel, ya son casi las 12 del mediodía en el reloj del televisor apagado, en la cama desnudo está Aitor, recostada contra él está desnuda Paulina, jugando con los pelos del pecho de él mientras habla, la luz natural se filtra por las cortinas haciendo que los estragos de la edad tengan relieve en sus cuerpos sin que le importe a ninguno de los dos.

- Es curioso pero Bernat está celoso de ti – dice Paulina cogiendo con sus dedos la barbilla de Aitor como queriendo enmarcar con la mano su cara que desborda lógicamente -.

- Pero ¿Sabe algo de lo nuestro? ¡No jodas!

- No, hombre, no. Está celoso porque te estabas follando a Miren cuando la excursión y a ella le gustaba. Si no me ha contado diez veces que os cogió en pleno cachondeo en la litera aquella, no me lo ha contado ninguna.

-  ¿No estarás tú celosa y me lo dices por eso?

- ¿Celosa yo? … ahora que lo dices. Ojalá fuera verdad. Pero no, no estoy nada de celosa. Estaría preocupada si me pudieras contagiar algo, porque tú eres un tipo limpio pero esa chica puede tener un descuido… pero eso estoy convencida de que no.

Ella sigue paseando sus dedos por la cara de Aitor, no son caricias, son contactos de un ciego que explora una escultura en un museo y permace un momento en silencio.

- Es más, me parece que ese cohete que os echasteis en el albergue es el cohete de fin de fiestas.

- Habló la Sibila

- No me contestes, porque sé la respuesta y no quiero oírla ¿Cuántos meses llevabais sin…? Piénsalo y no me digas ¿Cuántos? ¿Te crees que no se te nota?

Le ha puesto la mano en la boca y él la mordisquea, luego empieza a jugar con sus pechos, a besarlos... Y toman la posición del misionero. Paulina le detiene sin dejarle penetrar.

- Solo tengo una duda ¿Cuándo te irás de Hernani para siempre?

Sin reflexionar un segundo, Aitor suelta:

- Cuando pase el tren de largo recorrido adecuado.

- Pues no dejes pasar ese tren cuando llegue, que puede ser el último… el último...

Paulina le hace entrar y durante el tiempo que hacen el amor ambos se miran desafiantes a los ojos, como rivales que juegan a que el adversario tenga el orgasmo antes y cuando éste llega les coge besándose con furia, imposible de saber quién ha sucumbido primero.

Más tarde, pasadas las 12 sobradamente en el hall del hotel, cuando Paulina con gafas de sol y peluca puesta sale de un ascensor, delante de la recepción hay un grupo de mujeres hablando,casi a gritos, llevan carpetas en la mano, entre ellas está Miren, de espaldas al ascensor. Paulina la ve inmediatamente, se vuelve y coge el ascensor de nuevo mientras saca el teléfono del bolso. Del otro ascensor sale Aitor mirando su teléfono mientras avanza hacia la recepción, pide paso a una mujer, que es Miren.

-  ¿Qué haces aquí?

Aitor sigue con el teléfono en la mano y le besa de pico en los labios, luego con una sonrisa le dice:

- ¿Qué tal ha sido la presentación de las franquicias? ¿Ha estado bien? - Aitor está natural, con el rostro afable de quien ha encontrado a un amigo al que ha ido a buscar para tomar el aperitivo -. Te invito a comer en Las Pocholas.

- ¿Qué susto me has dado? No sabía que estuvieras hoy en Pamplona, cariño. 

- Una reunión de despacho pero yo me he quedado un poco más, ya he acabado... ¿Vienes a comer conmigo o les alcanzo a los clientes para comer con ellos?

- Vete a comer con ellos o con ella o con quien sea – el tono es sardónico, Miren quiere darle a entender que todo le parece raro -, que yo me voy a comer con estas chicas joyeras, que creo que vamos a montar un negocio todas juntas ¿Qué te crees? Tonta del todo, no soy.

- Ya me enseñarás la propuesta del franquiciador.

Paulina al fondo vuelve a salir del ascensor, ve la escena  y vuelve a entrar en el ascensor. Ni Aitor ni Miren le han visto.  Miren se dirige a las otras colegas, tres o cuatro cuarentañeras vestidas como para la boda de unos marqueses.

- Os presento a mi novio, que es abogado y que nos puede asesorar gratis en el contrato.

Aitor saluda al grupo una por una, Miren le besa en la boca y sale con las otras mujeres, que se vuelven de vez en cuando para examinar a Aitor. Aitor se dirige a recepción y paga al conserje en dinero, coge la factura y la guarda en el portafolios que lleva, Paulina pasa por el fondo, peluca y gafas, saluda al conserje y sale a la calle, Aitor se pone a hablar por el teléfono antes de pasar la puerta. 

- En 10 minutos estoy en la oficina del notario. Estoy aquí al lado, llegando ¿Has reservado mesa en Las Pocholas? Bien, estupendo, Ernesto. ¡Hasta ahora!

(Esto sigue aquí)


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