martes, 13 de abril de 2010

ANTIOPE AURIGA

Todos los matices de gris sobre las amarillas paredes, la moqueta hasta el bidé... causas suficientes para no contar con ninguna estrella hostelera en cualquier otro país. A pesar del excelente francés, ambos estaban compartiendo confidencias de almohada, más por el gatillazo de él que por el romanticismo de ella, dejándose mecer por la resaca de la celebración de un partido de rugby el día anterior.

-Mi padre fue segunda línea, bastante conocido en la región pero nunca quiso jugar en un equipo de fuera y así yo viví el rugby desde la cuna. Aquí es así, rugby en invierno, toros en verano, foie gras y armagnac todo el año y si no aprecias más vale que te tires del viejo torreón. Entonces las chicas no podíamos sacar un equipo, así que yo en realidad jugué a basket y eso cuando me asomé fuera para estudiar. Pero mi ex también es segunda línea y mi hijo lo mismo, es un joven prometedor ¿No te parece? Yo lo hubiera sido y buena. Me gusta el puesto, las vigas maestras de la delantera. O los gemelos aurigas que dirigen, sujetan, empujan a los tres caballos de la primera línea. Cástor y Pólux en el rugby.

- Claro, yo creo que el segunda línea que se limita a empujar en la melé y a recuperar pelotas en touches no se divierte mucho, hay que saber penetrar la defensa rival con velocidad e inteligencia. Yo, cuando jugaba, me veía más cerca de los terceras que de los primeras pero es verdad que los segundas somos dos que somos cinco porque siempre estamos asociados a unos o a otros y los tenemos que poder sustituir en cualquier fase del juego abierto.

- O en la alineación. Chabal juega lo mismo de segunda que de tercera por ejemplo; otros han hecho lo mismo y mejor antes pero hablar de esto me hace sentir vieja y no estamos aquí para sentirnos viejos.

- Lo bueno del rugby es la convivencia entre los adversarios. Fíjate que hemos empezado a hablar en el partido cuando te he llamado la atención por silbar a nuestro pateador cuando iba a tirar a palos.

- Es que no puedo evitar lo de silbar y gritar en los golpes de castigo, sé que está mal y luego me suelo arrepentir pero ayer te veía tan serio y con esa hechura de segunda línea que me he sobrepasado esta vez.

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