Image via WikipediaRecientemente se ha desarrollado en Mar del Plata (Argentina) un Seminario Internacional sobre “El Rugby como herramienta de Tratamiento Penitenciario” con participación española –la socióloga Castillo Algarra-, aunque en nuestro territorio no me consta que se haya introducido el rugby tras los muros de las prisiones.
El Juez promotor de este Seminario, D. Ignacio Viñas, dijo, entre otras cosas: “El deporte y en particular, el rugby -por el modo que tiene de transmitir virtudes humanas y valores-, en la medida en que se lo utilice dentro de un programa de tratamiento y no como un mero pasatiempos, es una herramienta eficaz para que la resocialización de internos, atento que, entre otras cosas, les enseña a comportarse conforme a reglas, a vivir la solidaridad”.
No estoy aburrido de hablar y escribir sobre los valores del rugby, seguiré haciéndolo, sobre todo con un objetivo: que las gentes del rugby se los crean. Es irónico que nuestro deporte sea herramienta educativa universal desde la guardería hasta la cárcel y dentro del rugby actuemos contra los valores que con todo cinismo intentamos llevar a la sociedad.
Las enemistades enconadas a todos los niveles dentro de esta pequeña iglesia del balón oval vienen perjudicando el desarrollo del rugby desde hace tiempo como se refleja en los medios frecuentemente y no hace falta alejarse mucho de Anoeta para encontrarse ejemplos antes de llegar a Madrid.
No hay equipo que funcione sin fundamentos y quizá aun estamos a tiempo de recuperarlos para construir nuestro rugby, para ello hay que convencerse lo primero de que estamos todos en el mismo equipo sin sectarismos: ni todos los hermanos somos Abel ni todos Caín.
Y no nos consuela que el rugby irlandés, que representa a todos los irlandeses por encima de otros sectarismos enraizados, también pueda tener a sus responsables a veces metidos en infructuosas peleas intestinas como cualquier otro colectivo.
La solidaridad que se vive en el campo de juego requiere en ocasiones una buena bronca en el vestuario cerrado.
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