miércoles, 25 de junio de 2008

SAN IGNACIO DE LOYOLA 2007

No me es difícil imaginar a Ignacio de Loyola con un 9 en la espalda y repartiendo juego en la cancha de rugby. En los valores del rugby se encuentran valores ignacianos, quizá los menos trascendentes, pero el rugby como escuela de personas con las personas, su solidaridad de compañeros, su respeto al árbitro –si el Papa es el árbitro de la Cristiandad, los jesuitas han sido ejemplo de rugbiers con una paciencia asombrosa-, su autoexigencia, disciplina, respeto al adversario... se me parece muy ignaciano.

Los jesuitas han usado y usan el rugby como herramienta de formación en todo el mundo, los ejemplos de Hispanoamérica son abundantes. Sin embargo en la vasca cuna del fundador, quitando la colaboración con el club local en Durango, que yo sepa el rugby no se utiliza en 2007 por la Compañía de Jesús, aunque hace tiempo en la Universidad de Deusto tanto en Bilbao como en Donostia haya habido esporádicas actividades.

Alguna vez ya nos hemos referido a la escasa implantación educativa del rugby –siquiera del tag-rugby-, en la enseñanza pública, aunque quizá la “Educación para la ciudadanía” pueda iniciarse con un balón oval. Pero la situación es igualmente pobre en la enseñanza privada, a pesar de que el ideario religioso –los jesuitas son una sólo una parte de la abundante presencia religiosa en nuestra educación-, además de valores trascendentes parece también abierto a los valores de nuestro deporte.

Ciertamente el rugby sigue teniendo demasiada imagen de violenta diversión de niños bien en nuestra sociedad, cambiar estas mentalidades en los educadores y en los funcionarios de la administración educativa es la primera dificultad pero hay otras ¿Cuántas escuelas cuentan con un campo o siquiera una playa cercana en la que practicarlo?

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