miércoles, 16 de julio de 2008

DIA DEL CARMEN

A los dos días de Marianne amanece el día del Carmen con su sabor a marisco y su olor fuerte a parrillada portuaria –es fácil pasar de la brisa a la brasa marina, ya lo sé-. Todos los años este día él contempla los recordatorios, los dos cuernos pulidos que puso en la balda debajo de la radio y luego cumple con el ritual felicitatorio inevitablemente.

Este año le coincide por la mañana con una colonoscopia programada o sea que se encuentra limpio después de haber purgado sus pecados de gula del fin de semana y ya que le tienen que meter la cadena televisiva por la puerta de salida de su cuerpo decide dejar las felicitaciones para después.

Tenía la sensación de que los siete enanitos se habían tomado su intestino grueso por la mina mientras le inflaban para facilitar el recorrido de la cámara, luego aliviado escuchó el informe tranqulizador.

Miró la agenda en el coche y se encontró con que a la tarde le tocaba dentista, la limpieza de encías en la que una bella auxiliar enmascarada lidia ensangrentada con la boca que apenas se mantiene abierta.

Tuvo tentaciones de anular la dolorosa cita pero las resistió, al fin y al cabo su cuerpo también podía resistir mucho más que aquello ese día y todos los otros hasta el año siguiente, al menos eso cree…

16 de julio de 2003

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