domingo, 5 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 23

Imagen generada por IA.
Este cuento es parte de la novelización de un guion jamás rodado.
La peli comienza AQUÍ EL INICIO

El aire en la casa de Miren estaba perpetuamente cargado de un suave olor a perfume caro, quizá del que utilizaba Miren, Chanel nº 5, quizá de alguno de esos aromatizadores de calidad que recuerdan a buenas marcas de perfumería francesa pero, en todo caso, olía bien. Miren tenía, a veces, una especie de hastío, el leve aburrimiento de una vida demasiado cómoda. Cuando Aitor se iba por las mañanas se sentaba junto al balcón abierto de la cocina con vistas a la plaza del barrio, escasas vistas porque la plaza era pequeña,. Además hacía la comida, hoy iba a hacer pimientos rellenos de bacalao, había dejado los ingredientes sobre la mesa y fumaba un cigarrillo, fumaba poco y bueno. Pensó en beberse una copa de vino para darse ánimos de afrontar la tarea, tarea que le pateaba el hígado porque tenía ganas de tener un negocio propio y que alguien cocinara por ella. No había vino en la cocina, se había acabado, abrió el frigorífico y quedaban unas pocas cervezas, de las que  Aitor bebía a veces como aperitivo, como su esposo Albert también solía hacer y le vino la imagen de ambos bebiendo, cada uno en diferentes tiempos y lugares, pero, al final los dos terminaban por parecerse.

Todos los hombres son iguales. Había dejado a su esposo, Albert, un comerciante de cervezas y whiskies decente y trabajador, por Aitor, un abogado de negocios, negocios ruinosos porque nunca andaba boyante de dinero. También había dejado a Albert Jr, su hijo, que solo tenía diecisiete años cuando ella partió y al que veía regularmente, unas veces yendo a Madrid, otras cuando éste venía a Hernani para fiestas y vacaciones.

Mientras se preparaba para bajar a la taberna del barrio a echarse un vino o dos antes de cocinar los pimientos y comprobaba que el teléfono móvil y las llaves estaban en el bolso, una luminiscencia que no era ni sol ni lámpara llenó la cocina. No tenía origen; simplemente era. Era del color de la leche fresca y la perla pulida, y todo en un silencio profundo y repentino.

En el centro de la luz se alzaba una figura. Alta, alada y vestida de blanco, resplandeciente con inimaginables complejidades, el ser no era aterrador, sino más bien abrumador en su perfecta pureza. Miren cayó de rodillas, ocultando el rostro con sus manos temblorosas. Reconoció aquella aparición, le vinieron recuerdos de su educación religiosa preescolar en el colegio de las monjitas y de las sesiones parroquiales de los domingos a las que acudió « hasta que le salieron un par de buenas tetas », como ella decía. 

Una voz, baja y resonante, como agua profunda que fluye sobre piedra lisa, habló. No contenía ninguna acusación, era un relato de predicador de las cuaresmas de hace mucho tiempo pero no era en castellano.

- Miren, daughter of José. I am Gabriel. You know the choice you have made, and you know the price paid in the quiet of your heart.

Miren anteriormente hablaba, a veces, en inglés con su marido y, cuando su hijo era pequeño, ambos le hablaban en inglés para que el chaval se fuera empapando de una herramienta necesaria en el mundo actual. La resaca de la noche anterior se despertó repentinamente en su cabeza poniéndole dolor de cabeza.

- ¿Por qué narices me hablas en inglés ? ¿Estaba la puerta del piso abierta ?

- Shame is a shadow, Miren, but it is not destiny. I have come to tell you that the man who bore your name still guards your hearth. His soul is heavy with sorrow, but his door is not barred to you. And the boy, Albert, whose eyes hold the light of your spirit, wakes in the night and asks his father when the morning star will bring his mother home.

- ¿Que por qué me hablas en inglés, hostias ? ¿Eres el fontanero ?

- The time for living under a false comfort has ended,-  Gabriel, o quien fuera, continuaba perorando en los oídos de Miren - . The covenant you made was sacred, and the child you bore is sacred. Do not sacrifice the peace of your soul for the vanity of the world. Rise, and go to your family. Seek forgiveness with a humble heart, and God will restore the house that you broke. Go, and sin no more, for this day the path is clear.

Las palabras impactaron a Miren como un golpe físico. El dolor de cabeza le hacía sentir que su sonido le taladraba los tímpanos y con la voz desagradable de sus momentos de mayor enfado, exclamó.

- ¡¡Habla en español de una puta vez !!

- El inglés es el idioma universal y además tú lo hablas perfectamente, que lo aprendiste con el diccionario en la cama - le respondió el aparecido -. 

Y la luz se intensificó por un instante cegador y luego se desvaneció, dejando la cocina silenciosa, oscura y con un ligero olor a piedra lavada por la lluvia.

Miren permaneció en el suelo un buen rato, aún a su alrededor el peso de la presencia invisible. Cuando por fin se levantó, ya había tomado una decisión. Se dirigió al frigorífico y cogió una cerveza, luego, dirigiéndose hacia la puerta de la cocina, exclamó.

- ¡¡Tengo que dejar de beber!!

Y abrió la cerveza rápidamente y, directamente de la botella, se acabó la cerveza de un trago.


Continúa en el CAPÍTULO SIGUIENTE

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