martes, 28 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA ·32

Imagen generada por IA para ilustrar este capítulo.
Esta secuencia forma parte de la versión literaria de un guion cinematográfico que no ha sido rodado.
Esta crónica de Hernani comienza Primera secuencia


Unos días más tarde, la rutina del trabajo, del ir y venir en el tren de cercanías entre Hernani y Donostia un par de veces por jornada laboral, leyendo un libro, a veces en formato electrónico, o prestando oído a las conversaciones ajenas. Aitor busca inconscientemente la proximidad de quienes se bajan en Hernani en su regreso de la tarde, normalmente las dos jóvenes dependientas de boutique que visten bien y huelen mejor, cuya charla le tiene informado de la vida de personas que no espera conocer. Hoy está sentado, lado ventanilla, leyendo un libro electrónico, una obra en francés de una novelista de moda, sonríe de vez en cuando siguiendo la lectura. A su lado está sentada una de las dos dependientas, la que tiene la voz más aguda, que habla velozmente con la otra joven de su misma edad, las dos habituales de la misma hora, mientras hablan de lo que han padecido con la clientela durante la jornada laboral, inclinándose ambas hacia delante, las dos escriben en sus móviles sin parar ¿A quién irán esos mensajes que son respondidos inmediatamente? ¿Será que además de oralmente se están comunicando por escrito simultáneamente?

- ¿Quieres saber un secreto? Júrame que no se lo vas a decir a nadie – dice la morena con su voz de tiple -.

- Te juro que de mi boca no saldrá nada, que me lo guardo para mi.

- Pues a mi prima Yolanda le han echado del trabajo y además ha tenido que ir a urgencias porque le han partido la cara.

- ¿Al cubano se le ha ido la mano? No me gustaba nada, esos pequeñitos y morenos son unos matones, muy zalameros, muy bailones, pero unos matones – un poco racista le parece a Aitor el comentario de la castaña -.

- No, el novio no, sigue con él y muy bien. Ha sido la mujer de su jefe la que le ha dado un par de hostias, sin venir a cuento además.

- No fastidies ¿Qué le ha pasado a la pobre?

- Pues que la “madonna” que es como llaman a la patrona que es una señora de armas tomar, metiendo los calzoncillos del señor en la lavadora se encontró con rastros de pintalabios en la bragueta del calzoncillo y de la misma, se presentó en la oficina con ellos en la mano, entró por la puerta de atrás sin que nadie le viera, le echó los calzoncillos al marido en la cara y le pegó un directo a la mandíbula a Yolanda que estaba junto a un archivo y se abrió la ceja con una esquina, todo como en una película…

- ¡Pobrecita! ¡Pobre Yolanda! ¿Y el pintalabios era suyo?

- ¡Que no! ¡Que ella no usa! El caso es que el jefe le ha dado un montón de dinero pero que no vuelve a trabajar allí, claro. Y ahora se va Cuba con el novio a conocer a la familia, que se van a casar y todo, dice, si él arregla sus papeles de divorcio allí, porque al parecer él está casado en la isla y tiene algunos hijos… todo muy oscuro, un lío ¡Vamos! Pero, por ahora, todo es secreto, tú no lo cuentes a nadie, que ella no quiere que en el pueblo se sepa.

- ¿Yo? Callada y punto en boca, aunque lo de que Yolanda no usa pintalabios no me lo creo, porque yo la he visto ir a trabajar, y no hace muchos días, más pintada que la fábrica de pinturas...

Aitor, que ha tomado nota mental de que tiene que conocer a la tal Yolanda, les pide paso y cuando el tren se detiene y abre las puertas en el apeadero del centro de Hernani, los tres descienden.

(Siguiente secuencia del film)

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