lunes, 7 de septiembre de 2009

EL MOLINO ERROTAENEA

En Espejo (Álava) una casa rural, seis habitaciones donde relajarse un fin de semana con una nonchalance inducida tanto por el entorno de campos de girasoles, cereales y remolachas como por la atención del propietario Juan Carlos Ramírez-Escudero.

Caminos en los que perderse buscando endrinos y zarzamoras. Apenas el millar de habitantes distribuido por todo Valdegovía en media docena de pueblos. Con suerte se pueden encontrar algunos –los que salen de casa-, en una de las tabernas como La Kabaña, chez Karmele, para hilar unas palabras sobre el tiempo que ha hecho o el que va a hacer, poco más.

Pasear en bicicleta, huyendo de las cuestas, asomarse a iglesias y santuarios, casonas y torres, saludar a los que se dejan llevar por esos caballos funcionarios de la rutina un poco más arriba o a quienes a pie ascienden las cumbres para hacerse la foto junto a la correspondiente cruz y justificar el aperitivo posterior que se alarga en los sucesivos establecimientos que salen al paso con sus inevitables recuerdos del Athletic en todas sus variedades. Y así llegar a la siesta.

Leer de la biblioteca de la casa, aconsejado por Juan Carlos, periodista, escritor, alcalde, marinero en secano... o sólo intercambiar historias en la comodidad algodonosa que acoge al huésped, antes de asomarse al frío de la noche lo necesario para dormir sin despertador artificial.

Se puede leer El Eco de Valdegovía en un mostrador y aprender viejas historias que confirman la impresión de que el hombre viene siendo un animal de las mismas malas costumbres desde hace mucho tiempo.

Espejo, eco... devuelven esa imagen, esa voz... nuestras que quizá no reconocemos, que tenemos que aprender a reconocer para estar en mejor sintonía con nosotros mismos antes de volver al calendario.

Un paréntesis en soledad, en no soledad, en compañía, en buena compañía: www.casaruralelmolino.es

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