miércoles, 23 de enero de 2008

RUGBY EN VERSIÓN ORIGINAL (2005)

Al inicio del siglo pasado llegó el juego del rugby a estas tierras. Existe alguna curiosa fotografía de un encuentro jugado en una romería del viejo partido bizkaitarra cerca de Bilbao y también por los primeros años del siglo XX debió de jugarse un match entre sportmen británicos en las arenas de Ondarreta, según hemos oído referir a nuestros abuelos –está pendiente de hacerse una investigación científica sobre esta prehistoria del rugby, creo-. Pero no germinó aquella semilla entonces por este lado de la frontera, aunque entre las dos guerras mundiales y sobre todo después de la segunda hubo varios intentos –en los años 40 hubo un equipo bilbaíno breve tiempo-, pues alguno de los hijos de la burguesía, que salía a estudiar fuera y conocía este deporte con tal motivo, intentaba continuar jugándolo al regreso por considerar que era un deporte muy adecuado para las características de los vascos (sic). Como es bien sabido, sólo los vascos del otro lado se engancharon al rugby desde el inicio y siguieron con su práctica con resultados excelentes para el rugby francés.

Los recientemente fallecidos Patxi Odriozola y Adolfo Admirall dieron el impulso definitivo al rugby a partir de 1955 en Donostia y estudiantes donostiarras colaboraron en reavivar las brasas bilbaínas en 1968 para que arraigase el rugby de manera definitiva entre nosotros. Así en 1985 nacía la Federación Vasca de Rugby y con ella nacían las selecciones de Euskadi en todas las categorías que en estos veinte años nos han representado en Campeonatos de España, obteniendo doce títulos, y la senior ha participado en el Campeonato de Europa de Selecciones Regionales –este año cayó ante Midi Pyrenées-.

La federación camerunesa se fundó en 1997 y su equipo nacional está clasificado el 77ª en el ranking mundial de la IRB, 50 puestos por debajo de la selección española.

El reciente profesionalismo del rugby no ha llegado aún ni a Camerún ni a Euskadi por lo que ambas selecciones recogen claramente los valores tradicionales de este deporte como el gusto por el sacrificio, la prevalencia del colectivo y el respeto a unas reglas complejas. Quienes se acerquen a la cancha guerniquesa para disfrutar de la fiesta de convivencia que es todo encuentro en Ovalia –ese planeta en que vivimos las gentes del rugby-, seguro que tendrán una gratificante experiencia.

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